Charles Jean-Baptiste Bernadotte, Príncipe de Pontecorvo y Mariscal de Francia, fue elegido príncipe de Suecia el 21 de agosto del año 1810; Désirée fue saludada con el mismo título y Oscar se convirtió en el príncipe heredero de aquel país.
Con la bendición de Napoleón, los Bernadotte se embarcaron hacia las tierras boreales, dejando con tristeza su castillo en La Grange, pero era imperativo que Oscar, de 11 años, se aclimatara al país en el cual un día reinaría.
Fueron muy bien recibidos en Estocolmo, pero Désirée nunca se aclimató: conoció a la familia real, y no congeniaron.
Ella, que nunca perdió su sencillez ni se dejó impresionar por la realeza, chocó con las rígidas maneras de la corte, teniéndole que sumar a esto el frío invernal y el desconocimiento del idioma.
Confió a Bernadotte su nostalgia por París, sus amigos y familiares y le pidió regresar a casa, dejándolo en Suecia con su hijo.
De allí en más, residió en Savigny, con sus parientes de sangre, visitando de vez en cuando la corte y siempre informando en sus cartas a su esposo lo que pasaba en Francia.
Bernadotte adoptó las costumbres de la corte, el rey lo trataba como a un hijo y él se sentía en su casa: mandaba el ejército, presidía los ministerios, abrazó el luteranismo, y adoptó el nombre de Carl Johan.
Pero en un momento los intereses de Suecia chocaron con los de Francia y en 1812 se rompió la alianza y se firmó un tratado con Rusia, aportando Bernadotte un ejército y su conocimiento sobre las tácticas napoleónicas.
La suerte abandonó a Bonaparte, favoreciendo a los aliados y mientras el resto de Europa combatía a Napoleón, Désirée tuvo que soportar sus recriminaciones, por lo que se retiró a la campiña.
Al abdicar en 1814, la Liga le entregó a éste la Isla de Elba para un “exilio honorable” y con un puñado de leales, allí se instaló. Por entonces, Talleyrand planteó la posibilidad de que Luis XVIII fuera restaurado, ya que prometía respetar las conquistas sociales de la Revolución de 1789, y esto fue aceptado.
Este hecho atrajo a la aristocracia exiliada y el rey intentó reconciliar ambas facciones, pero los choques entre ellas fueron inevitables. Napoleón, desde Elba, prometió que volvería y en 1815 desembarcó en Francia, sembrando el terror, pero todo acabó con la batalla de Waterloo.
Bonaparte no pudo encontrarse en París con su nueva esposa, la emperatriz María Luisa de Austria, ni con su hijo, el rey de Roma; los parisinos impusieron sus derechos constitucionales: el absolutismo había muerto.
Napoleón intentó exiliarse en Estados Unidos, pero no quisieron recibirlo: fue detenido por los británicos y enviado a la Isla de Santa-Elena, frente a la costa africana, de donde no pudo escapar. Bernadotte regresó a Estocolmo con Desirée, quien se ganó el cariño del pueblo: fue una reina conciliadora
En 1818, los reyes fallecieron casi al mismo tiempo y Bernadotte y su esposa fueron proclamados monarcas de Suecia y de Noruega.
Convertida en reina, Désirée demoró en viajar a su nueva patria, pero ya sus padres habían muerto y su hermana se había refugiado en la Toscana. Oscar, de 19 años, se convirtió en 1818, en Príncipe de Suecia y ya se hablaba de su enlace con alguna princesa europea, así que Désirée hizo sus baúles y partió a Suecia.
Aquel año, se anunció el enlace de Oscar con Josefina de Beauharnais-Leuchtenberg, la novia era nieta de la emperatriz Josefina y de Maximiliano I de Baviera: ella daría a luz a su primer hijo -el futuro rey Carlos XV- y luego cinco niños más.
Désirée volvió con frecuencia a París, siempre nostálgica de su tierra y de sus amistades. En 1844 falleció Bernadotte, y ella se retiró a una villa en las afueras de París, pero como los suecos la reclamaban, retornó al amparo de su hijo gozando de sus nietos y rodeada de las muestras de cariño del pueblo.
En 1859 sufrió la muerte de su hijo, el rey Oscar I, pero vivió para ver a su nieto, Carlos XV, subir al trono.
En diciembre de 1860, con 83 años, hizo su última aparición en la Ópera de Estocolmo, siendo aclamada por el público. Regresó fatigada y ya no se levantó. El 17 de aquel mes falleció en paz, rodeada por su nuera, nietos y bisnietos, diz que con una sonrisa en los labios.

























