Este viernes, la familia del artista Rubén Menas informó la noticia de su muerte. Menas era dibujante y pintor, y deja una obra en la que predominan los paisajes marcados por una mirada muy singular de la pintura y el arte. Hacía días que padecía una grave enfermedad, según su familia.
Menas había nacido en Villa Concepción del Tío en 1956. Licenciado en Pintura (UNC) en 1982, fue docente desde 1994 en la actual Facultad de Artes, y en la Escuela Figueroa Alcorta desde 2003. En 1986 fue becado a Italia por el Fondo Nacional de las Artes.
Participó en el Cultural Chandon en 2004, en el programa Argentina Pinta Bien y en varias ediciones de ArteBA. Entre otros, obtuvo el primer premio de Dibujo del Salón Ciudad de Córdoba (1997) y el primer premio de Pintura Banco de Córdoba (2008).
El velatorio del artista se desarrolla este viernes en 27 de Abril 1032, sala A, 1° Piso. El cortejo partirá a las 11 del sábado 1° de marzo hacia el cementerio crematorio Los Álamos.
Menas fue, también, uno de los pintores notables que Marcos López retrató en su famosa fotografía Asado en Mendiolaza. Justamente, la casa de Menas fue la locación de esa producción, y el pintor es el autor del “asadazo”, en primer plano sobre el tablón, detrás del cual el grupo imita las poses de Jesús y sus discípulos en la última cena.

“La pintura me sucede”
En una extensa nota sobra el autor que salió en Ciudad X, el suplemento de Cultura que tenía La Voz, a propósito de la muestra “Tranquilo nervioso” que exhibió en el Museo Caraffa, Menas contaba: “Nunca estoy viendo un paisaje directamente. Todo lo que hacés es en relación a la memoria. Hoy leí que la memoria es una isla en un océano de olvido”.
Vivía en Mendiolaza y los paisajes de los distintos lugares donde vivió nutrieron su mirada sobre la pintura (Villa Concepción del Tío, La Francia, Córdoba, Mendiolaza).

Sobre pintar o dibujar, decía: “Me atraen los procedimientos. Hasta 1987 mi pintura era más frontal, estaba más ocupado en la figura humana, la maravilla de encontrarme con un movimiento de la mano que produce un gesto pictórico que se te hace común, uno se empieza a reconocer”.
Y fue justamente en 1987 cuando una beca del Fondo Nacional de las Artes lo llevó a Europa. En el Centro Pompidou de París vio una muestra que recorría 10 años de Anselm Kiefer (1945). El artista alemán lo influenció. “Kiefer utilizaba perspectivas, fugas, puntos de vista, aprendí de él, lo trasladé a mi pintura”, afirma. Aún así, dice: “Sospecho que hay cosas que me pertenecen, que no son herencias de otras miradas”.

En la misma nota, contaba: “La pintura me sucede, nunca sé dónde voy a terminar. ¿Qué hora del día es allí? Parece que fuera otoño. Ajusto los colores: esa cartilla se clava en una determinada zona y me empiezo a manejar con menos colores mezclados entre sí buscando una variedad de matices. Es toda una disquisición técnica, el espíritu de la cosa funciona así”.