Conocida por La vegetariana, Han Kang (Corea del Sur, 1970) regresa a los lectores hispanohablantes con una novela menos truculenta pero igual de angustiante. En continuidad con la exploración del cuerpo, la enfermedad y la fragilidad de los vínculos, la autora narra en La clase de griego el encuentro académico en Seúl entre dos personajes afectados en su percepción y comunicación.
Uno de ellos es una mujer que se ha quedado muda luego de la muerte de su madre y la pérdida de la tenencia de su hijo pequeño, que se lanza a tomar unas lecciones de griego con la hipótesis de que la excentricidad de un idioma arcaico le devolverá el habla. Del otro lado está el profesor de la clase, un hombre de pasado occidental y lentes gruesos que se está quedando progresivamente ciego.
Espejados en sus padecimientos, aquello que los aísla del resto a ellos parece unirlos. Apoyándose en una trama sensible de calado ingrávido, Kang alterna las voces de los protagonistas para deslizar hechos claves de sus pasados marcados por el error y por la culpa.
Las citas a Borges y a Platón –vía la lengua griega– añaden una capa filosófica en la que se discute la disociación entre lenguaje y mundo, realidad e idea. Lo exterior y lo interior se polarizan a medida que la mujer y el profesor se aproximan y se tienden un puente mutuo y liminar de gestos táctiles, faciales y verbales. La prosa en simultáneo se desgrana en poesía, el modo más cercano en que la palabra puede designar eso que está más allá de ella.
- La clase de griego. Han Kang. Penguin Random House. 176 páginas. $ 6.999.
