La escritora chilena Paulina Flores acaba de publicar la novela La próxima vez que te vea, te mato, historia de amor de una joven, evidente alter ego de la autora, radicada en Barcelona en plena primera ola del Covid.
Ahí Javiera estrechará vínculos con Manuel, un peruano treintañero que comparte con ella, y también con otras mujeres, el alquiler de un departamento y de quien pronto se enamora de esa manera tóxica y bizarra más propia de melodramas que de un puro relato realista.
Armonía, Tortuga, Laura, caerán bajo el embrujo encantador de Manuel, para quien el amor libre y las relaciones abiertas son conceptos irrenunciables en su vida sexoafectiva. Es eso, precisamente, lo que enciende la mala vibra de Javiera, quien verá en aquellas roommates enemigas mortales de las que deberá desembarazarse sin importar el modo ni el costo.
Su presa más exquisita es Laura, hermosa joven bisexual cuyos deseos suicidas intentará usufructuar fomentando sus ideas autodestructivas. De esta estrategia delirante, que apunta a ganarse la exclusividad del amor de Manuel, transpirarán los principales pasajes de ese humor negro que sobrevuela la obra.
Como un Macbeth irredento, implacable como él, pero, a diferencia del regicida de Shakespeare, debilitada por su propia sensibilidad, Javiera (escritora en ciernes) fantasea tragedias y asesinatos para conseguir aquel premio mayor, una lucha desigual, que no quiere ni acepta, entre su psicopatía y el irresistible encariñamiento que le despiertan sus víctimas, una suerte de síndrome de Estocolmo al revés en el que muy a su pesar sucumbe siempre.
La relación disfuncional que mantiene a la distancia con la madre remata el cuadro psicológico de este complejo personaje, divertido, entrador, pero también frío, vengativo y rencoroso. Siempre viviendo en barrios marginales de la ciudad catalana, en una mudanza eterna con –y tras– el amado Manuel, a quien la obligación de compartirlo con las villanas de turno reactualizará sus celos enfermizos, un loop en el que la necesidad económica eclipsa siempre su soñado privilegio romántico.
El estilo de escritura se nutre de una prosa visual llena de vitalidad, completada con remates efectistas. La misma necesidad que impulsa el uso de frases breves y rimbombantes, a modo de boutades destinadas a que el lector las lea, las relea, y las lea en voz alta a la tercera vez.
El texto también apela a guiños de la cultura hipermoderna para añadir información, como alusiones a pasajes de películas o a letras de canciones que al lector desprevenido le convendría conocer para disfrutar en plenitud la nueva novela de la premiada narradora chilena.

Para leer La próxima vez que te vea, te mato
Paulina Flores
Anagrama
2025
196 páginas