Hay un cuento en Las mujeres altas, el libro de Lucía Bulgheroni (Córdoba, 1985), que se destaca del conjunto por su singularidad. “Entonces más despacio, entonces más delicado” comienza con una descripción casi costumbrista de una cena familiar de fin de año: el calor de una noche de verano, el murmullo doméstico, los platos de comida fría. Hasta que una de las integrantes de la familia decide ponerle un saquito a un bebé, su sobrino, y algo se quiebra. El relato rompe entonces con las convenciones e irrumpe otra historia, otro tono, una especie de body horror en clave de humor.
Mecanismos similares aparecen en otros relatos, que proponen una narrativa lúdica, paralelismos irónicos o planteos oníricos. Así sucede, en mayor o menor medida, con el cuento que da nombre al libro (un relato distópico sobre la obsesión clínica de las mujeres del relato por “estirarse”); con “El cielo de cristal” (que describe la insólita burocracia para retirar un paquete del correo) o con “Persona” (el monólogo de un jabón de tocador).
En estos y otros textos, que comienzan como una anécdota doméstica para luego coquetear con el terror a través de una prosa naturalista, Bulgheroni plantea y deforma temas como la obsesión con el cuerpo, el paso del tiempo, la angustia de los duelos, el miedo al futuro. Lo hace con dulzura y oscuridad al mismo tiempo, en una apuesta clara por una aventura con el fantástico que, en más de una ocasión, logra brillar.

- Las mujeres altas. De Lucía Bulgheroni. Editorial Borde Perdido. 2024. 96 páginas.