Lo que Hollywood significa para el cine se parece a lo que Silicon Valley significa para las empresas tecnológicas: una región en la que se materializan los sueños de la sociedad. O de una parte de la sociedad, pequeña pero poderosa.
La subregión de San Francisco conocida como Silicon Valley −podría traducirse como Valle del Silicio− se transformó en un faro productivo en los ′70. Curiosos personajes encontraron en esta parte de California un lugar en el que no solo se podrían calentar chips de silicio. Algunos de ellos supusieron que el mundo sería mejor si se construían mejores dispositivos.
En cualquier momento la tierra de los sueños puede transformarse en una zona de falsas promesas. Por eso el último libro de Gary Marcus nos invita a frenar a Silicon Valley.
Si nosotros no edificamos fronteras −sostiene el autor– ellos, los multimillonarios que administran la mayoría de las compañías, nos conducirán hacia una pesadilla. Y cerrar los ojos ante esta coyuntura es el primer paso hacia ese lugar nebuloso.
Nadie votó a Jeff Bezos o Elon Musk, pero estos empresarios manejan los datos que les proporcionamos cada vez que encendemos una computadora o nos movemos con nuestro teléfono. Ellos lo saben y ganan una incalculable cantidad de dinero con las opiniones que escribimos o con las fotos que compartimos.
No solemos tomar conciencia de que seguimos trabajando luego de salir del trabajo. Como sostiene Shoshana Zuboff, la nueva forma del capitalismo, que continuamente está mutando, lucra mediante la atención que le entregamos a los aparatos que nos acompañan las veinticuatro horas.
La aparición de la inteligencia artificial deslumbró a los consumidores de todo el mundo, pero el catedrático de psicología de la Universidad de Nueva York resolvió alumbrar los peligros de su descontrolada expansión.
Lejos de la imaginación catastrófica de ciertas ficciones, el ensayo de Marcus nos muestra las fallas de una razón plagada de sesgos y alucinaciones, que se alimenta de dudosas porciones de estadística.
Frenar a Silicon Valley puede ser leído como la documentada continuación de la exposición que el especialista realizó ante el Congreso norteamericano.
En aquel momento levantó la voz para denunciar los atropellos de las “Big Tech”, que no le rinden cuenta ni a los políticos del Estado más vigoroso.
El asunto, analiza en estas páginas, no ha mejorado. La IA se sirve de la creatividad de artistas sin pagar ningún costo y emplea datos privados con escasa discreción, sin mencionar los daños ambientales que genera una maquinaria sin supervisión. Perfeccionar el impacto de las publicidades no vale tanto.
Pedir que el mercado se autorregule con las mejores intenciones es ingenuo, pero es lo que muchos esperan. A Mark Zuckerberg poco le preocupa la seguridad de los usuarios de sus redes sociales, por eso declara que “No es mi principal preocupación cuando tengo que construir el Metaverso”.
Las regulaciones que exige Marcus no son las únicas que podemos reclamar, pero poner límites intachables es una forma de comenzar.
Para leer Frenar a Silicon Valley
Gary Marcus
Shackleton Book
255 páginas
