Meses atrás, el nombre de Roberto Chuit Roganovich volvió a resonar con fuerza cuando el escritor cordobés fue consagrado como ganador del premio Clarín Novela 2024 con su libro Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores.
El reconocimiento, uno de los más prestigiosos a nivel nacional en el campo de la literatura, cerró una seguidilla de gestas con peso propio: en 2022, su novela Quiebra el álamo ganó el premio Futurock Novela; y en 2023, su colección de cuentos Todos los terneros y los pumas fue distinguida en el Concurso de Letras del Fondo Nacional de las Artes.
Por esa serie de premios y libros, Chuit Roganovich es una nueva figura del mundillo literario que tiene cada vez más participación en medios de diversa índole. Además, su perfil de tuitero filoso y biblioteca andante lo convierten en alguien apto para la conversación y el intercambio de ideas.
Todo esto converge en lo que sucederá este miércoles, cuando el autor presente oficialmente esta segunda novela en su ciudad y junto a su gente. A partir de las 19, en Sindicato de Maravillas (Libertad 326), Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores tendrá su noche de gala.
“Si lo hago es porque me divierte”
“No tengo problemas con hablar frente a una audiencia. Me gano la vida como docente, de modo que me gusta estar frente a un aula y tomarme cierto tiempo para exponer una idea, desarrollarla, hacerle llegar algo al otro”, admite Chuit Roganovich al responder en tiempo récord un cuestionario de La Voz de cara al evento.
“La presentación va a ser divertida porque va a estar a cargo de dos personas que vienen de formación muy diferente”, señala luego, antes de destacar a sus interlocutores en el conversatorio que será el punto central de la velada.

“Por un lado va a estar Manu Biset, formado en filosofía y con un interés muy particular en la filosofía política y los problemas políticos contemporáneos; por otro, va a estar Jorge Bracamonte, interesado en el estudio de la literatura argentina contemporánea y, últimamente, en este nuevo espacio de creación latinoamericana que parece ser el new weird”, adelanta el escritor, también egresado de la carrera de Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba.
Además, el evento en cuestión será la oportunidad para apreciar de cerca al protagonista de un viaje literario que ha suscitado un interés y un reconocimiento público poco habituales para el medio. Después de todo, Chuit Roganovich no deja de ser un cordobés de a pie que se gana la vida como docente, tiene otros proyectos audiovisuales y musicales (la banda Ox en Mayo Alto) y ha desarrollado “cierta destreza” para contar historias fascinantes y disruptivas.
–Desde que ganaste el premio Clarín hasta ahora, ¿cómo siguió el proceso para la edición de la novela?
–Trabajé la novela con Silvia Itkin, una editora histórica del país que ha trabajado en múltiples editoriales argentinas. Alfaguara consideró que ella era la indicada para trabajar con esta novela. El proceso no tuvo sobresaltos y desarrollamos un buen vínculo, cosa rara entre escritores y editores que una no conoce. Por cuestiones editoriales, el tiempo que contábamos para realizar la corrección y edición fue muy breve, de modo que nos encargamos de que cada cambio fuera efectivo y preciso.
–¿Cómo fue la recepción inicial?
–La recepción viene siendo muy favorable. Aparecen seguido reseñas muy elogiosas, o declaraciones de escritores que respeto mucho invitando a la gente a leerla, o me llegan mensajes a mis redes de completos desconocidos contándome cómo se sintieron con tal o cual parte de la novela. Es muy lindo descubrir que uno puede, a través de la escritura, de la música, conmover a otro, y que ese otro se sienta en confianza para escribirte y compartirte sus sensaciones.
–Tu nombre ha ganado cada vez más notoriedad pública gracias a los premios de los últimos años. ¿Cómo impacta eso en tu oficio de escritor? ¿Funciona como una presión, un estímulo, un recordatorio de lo que puede generar una historia bien contada?
–La presión más grande es siempre la de la posibilidad de publicación. Para escritores jóvenes como yo resulta muy difícil encontrar alguna casa valiente o dispuesta a publicar una novela de un ignoto sobre la que no pueden asegurar cierto piso rentable de ventas. Esa presión ya no la tengo. Me libera, por sobre todo, respecto de proyectos que pueden parecerme en principio un poco grandilocuentes o delirantes. Sea lo que sea que escriba a futuro, voy a encontrar alguien dispuesto a publicarlo. Por otro lado, sí, funciona como estímulo. Hay algo, no sé bien qué es, en lo que parece que tengo cierta destreza, por mínima que sea. Y estos premios sin duda alientan a que siga intentando e insistiendo en la escritura.
–Además de tu propia obra, das talleres, sos músico, tenés cada vez más presencia en eventos y medios. ¿Cómo es el día a día de un escritor que empieza a estar en boca de todos?
–Lo que hago, tanto en la literatura como en la música y como también en algunas producciones audiovisuales en las que vengo trabajando, es muy de nicho. Ninguna de mis producciones tiene un alcance masivo, y no son una fuente de ingresos pasivos que me permita dedicarme plenamente al arte. Si lo hago es porque me divierte, porque lo necesito y porque estoy convencido de que vinimos a este mundo a ser conmovidos y a intentar conmover a otros, por más pequeño que sea el grupo interesado.