“Ginóbili”. “Manu”. “MG”. Así lo llaman los jugadores de Instituto a Gustavo Kuzner, este fanático de Emanuel Ginóbili que comparte las horas en Buenos Aires con el plantel de la Gloria que está jugando las finales de la Liga Nacional de Básquetbol frente a Boca. También lo hace cuando el equipo está en Córdoba. Y dónde sea que juegue la Gloria.
Gustavo llegó a Córdoba dos días antes de que el Albirrojo empiece a jugar los playoffs con Riachuelo de La Rioja, el mes pasado. Estuvo en el Ángel Sandrín, en la capital riojana durante la definición de los cuartos de final, y en Corrientes, por las semifinales frente a Regatas. Y la temporada pasada, también se movió cerca del elenco cordobés.
“Armo mis viajes y mi vida para venir a ver los playoffs”, le dijo a La Voz Kuzner.
Tiene 48 años y nació en Buenos Aires, en Ramos Mejia, “como el Loku Cuello”, suma sobre el exjugador de Instituto, campeón de la Liga en 2022, y hoy defendiendo la camiseta de Boca.
Kuzner o “Gustavito”, como lo llaman algunos en el “campamento” del equipo de Alta Córdoba, vive hace 18 años en Los Ángeles. “Así es, en el 2007 me fui a probar y me quedé para siempre. La muerte de mi mamá fue la excusa para irme, además de la situación del país”, cuenta.
Es fanático del básquet. Jugó al básquet, sigue jugando en una liga de amateur en Estados Unidos. De chico, jugó en Boca y en Ferro, y también en Bomberitos de Ramos Mejía. Está unido al básquet por su papá, quien trabajó 35 años en Ferro, el club de Caballito que fue el primer campeón de la Liga Nacional. Pero que también fue jugador.
Hace 33 años, cuando él tenía 15, murió su padre y en el velorio se enteró de un hecho que lo marcó. “Papá integró la preselección argentina de 1950, la que fue campeón en el primer Mundial de la historia”, contó. En 1950, en el Luna Park, Argentina conquistó el título en el inicio de la Copa del Mundo. “Me lo dijo mi padrino en el velorio. Papá no quería que yo sepa de eso para no influir en mi gusto por el básquet, y claro adoro el básquet, desde antes y más por eso”, confesó Kuzner.
Ahora, disfruta de las finales de la Liga Nacional luciendo los colores de Instituto. Los lleva a todos lados. “No soy millonario ni nada. Trabajo y vuelvo una vez al año a Argentina para ver los playoffs, en los últimos dos años, viendo a Instituto”, remarca. Ya en la final pasada se lo vio en la Bombonerita junto a los seguidores de la Gloria.
“Remodelo casas en Estados Unidos. Me dedico a la construcción en seco. Hace unos ocho años invertí en herramientas, tengo un pequeño taller en mi casa, y me dedico a eso. Ocho años que trabajo por mi cuenta”, agrega Kuzner.
Está casado con Mirtha, una americana-argentina. “Me banca en todo, ella me busca en la web los pasajes para que yo venga a Argentina a ver básquet. También me acompaña. Este 2025 esperamos el año en Córdoba juntos”, destacó.

Viviendo en Estados Unidos, y siendo fanático del básquet, no dejar pasar la chance de conocer a Manu Ginóbili. “Me saqué una foto con él”, recuerda.
Luego llegó el primer tatuaje. “Me hice uno que dice Ginóbili con el número 20 y la bandera argentina. Luego se la mandé por Twitter y Manu escribió ‘Lo hizo el loco de California’. Manu es todo”, confesó. Tan todo es que en su foto de WhatsApp lo tiene junto a Ginóbili.

En 2009, en el estadio de Los Angeles Clippers le pedí que me firmara su autógrafo en el brazo “para tatuarme le dije a Manu”. Es uno de los tres tatuajes de Ginóbili, como la cara de la estrella en el otro brazo.

“Manu es mi Dios en el deporte. Lo sigo desde que llegué a Los Ángeles lo seguí, viendo a San Antonio, a los partidos de la selección argentina. Para mi es el mejor deportista de la historia del deporte argentino”, resaltó con énfasis.
También su piel luce la imagen de Ginóbili, junto a Gregg Popovich, a Tony Parker, a Tim Duncan y a David Robinson.
De Los Ángeles e hincha de Instituto
Cómo es que este fanático del básquet, nacido en Buenos Aires y que vive en Los Ángeles desde hace años, alienta por Instituto. “Soy un seguidor y un amante de Instituto”, destacó Kuzner.
“Es hermoso estar cerca de ellos. Desde el utilero hasta el jefe de equipo, todos, me tratan como si me conocieran de toda la vida. Me dejan compartir con ellos que para mi es único”, sumó.
Se acercó al plantel de Instituto por Roberto Acuña, el pivote que llegó la temporada pasada. “El Toro” dejó la Gloria este año, pero Kuzner siguió unido al albirrojo.
“Al Torito lo conozco muchísimo, lo conocí en Las Vegas hace años y nos hicimos amigos. Por él conocí a todos en Instituto, él se fue, pero acá los chicos me siguen bancando”, confiesa. Javier Saiz, quien compartía habitación con Acuña, es el que más cerca está de Gustavo en la actualidad, aunque son todos los jugadores y los integrantes del staff técnico que comanda Lucas Victoriano están con él.
Kuzner está en las prácticas con el equipo, sea en Buenos Aires o en Córdoba. También en el hotel. En la Bombonerita alentando. Por las noches, vuelve a su Ramos Mejía natal, y al día siguiente, otra vez con Instituto y sus colores, acá en Buenos Aires. Y la semana próxima estará nuevamente en Alta Córdoba.