Hay apellidos que quedan ligados de forma indeleble al nombre de un club. Baralle es uno de esos en Atenas. Este jueves, uno de los integrantes de esa dinastía fue elegido como nuevo presidente de la histórica institución de barrio General Bustos: Germán Baralle, hijo de Eder (dirigente emblemático del club) y padre de Franco (jugador surgido en la cantera verde que actualmente brilla en Brasil).
Pero Germán es mucho más que “hijo de” o “padre de”. Es una de esas personas que conoce cada rincón del club, cada nombre, cada historia, cada espacio de Aguado y Galeotti, el corazón de Atenas.
Para “la Chanchita”, como lo conocen, Atenas es su casa. En el club se conocieron sus padres. Allí fue jugador, llegó a disputar la Liga Nacional y se consagró campeón compartiendo plantel con, por ejemplo, Marcelo Milanesio y “Pichi” Campana. Cuando su etapa como jugador finalizó, nunca se alejó: siempre encontró la forma de seguir colaborando, desde el lugar que fuera y en la disciplina que hiciera falta. Así fue potenciando su ADN griego, hasta llegar a ocupar hoy la máxima autoridad del club.
Este jueves presenció el partido ante Zárate desde su lugar habitual: la platea preferencial, detrás de uno de los aros del estadio EPA, en General Bustos. Como siempre. Germán apuesta a su esencia para conducir un club que viene resurgiendo con un proyecto al que busca dar continuidad: “Estoy tranquilo. Toda mi vida está ligada a este club y ahora se dio esta oportunidad. No fue algo forzado; se dio con el apoyo de ‘Felo’ (Lábaque) y del resto de la directiva. La idea es seguir trabajando igual, por el mismo camino que venimos recorriendo en estos últimos años”, le contó a La Voz.
Esa tranquilidad que transmite con sus palabras y sus formas tiene base en los años de construcción dirigencial que ha llevado adelante: “Quiero seguir trabajando en el club, ahora con la responsabilidad que implica este cargo. Me siento bien, confiado y con la convicción de poner toda la energía. Tras el ascenso, el club ha dado pasos importantes tanto en lo institucional como en lo deportivo. La gente nos está acompañando mucho. Lamentablemente, se nos escapó el partido ante Zárate al final, pero esto sigue. El objetivo es que el club siga creciendo día a día, en todas sus disciplinas, en el básquet profesional, en la infraestructura… Después de tantos años, poder jugar en nuestra casa —el estadio Estructuras Pretensa Atenas— es un sueño hecho realidad”.
Reconoce que aún quedan detalles por mejorar en el estadio, pero ya están proyectando esos ajustes para el receso: “La idea es seguir creciendo y lograr que el equipo, de cara a la próxima Liga, sea aún más competitivo. Pero, como siempre digo, sin cometer locuras. Todo dentro de un presupuesto que el club pueda afrontar. Esa ha sido siempre la política de Atenas”.
En ese sentido, Baralle destaca la estabilidad actual del club: “Económicamente, el club está muy bien. Los sueldos de los jugadores están al día y toda la documentación institucional está en orden. El club está saneado. Muchos sponsors se están acercando porque ven esa recuperación, ese trabajo serio que se viene haciendo. Claro que la economía argentina está complicada y eso afecta a todos, pero acá hay un equipo que está buscando alternativas y estrategias para sumar apoyo”.
Además, Baralle sabe que las divisiones formativas son clave para el futuro del club: “El trabajo con las formativas va de la mano del rendimiento del equipo en la Liga Nacional. El año que estuvimos en la Liga Argentina, y que por suerte pudimos coronar con el ascenso, no participamos en la Liga de Desarrollo, que es una competencia fundamental para potenciar a los jóvenes. Muchos chicos tuvieron que irse a otros clubes para poder sumar minutos. La idea ahora es seguir trabajando fuerte en ese aspecto, para que puedan consolidarse en el primer equipo”.
Y lo ejemplifica con nombres propios: “Hoy eso se ve reflejado en jugadores como ‘Nico’ Zurschmitten, Juan Oberto o ‘Leo’ Lema, que surgieron de este club y hoy están en el plantel profesional. Vamos a seguir apostando por eso, aunque no es fácil: los tiempos cambiaron, y los chicos hoy quieren jugar desde edades muy tempranas. Pero confiamos en que, si trabajamos bien, lo vamos a lograr”.