No tiene consuelo Instituto, pese a que le queda el partido por el premio consuelo, el que nadie quiere jugar, por el tercer puesto.
Instituto lo quería con el alma. Lo deseaba con el corazón. Era especial, como les dijo Lucas Victoriano a sus jugadores en la práctica previa. Era el momento, el lugar y el rival.
En la Final 4 de la Basketball Champions League Americas, en el gigantesco estadio Maracanazinho y contra Boca. Soñado. Dio todo lo que tenía, y más, pero no le bastó. Estuvo más cerca que nunca de vencer al Xeneize, pero la caída dolió como siempre, y más.
Tan cerca
El equipo de Alta Córdoba llegó a Río de Janeiro con la idea fija. Quería estar en el partido decisivo de este sábado. El de la gloria eterna. Y quedó a menos de dos minutos de conseguirlo.
Lo puso a jugar incómodo a Boca, siguiendo el plan de Victoriano. Pero el Xeneize y sus armas, en el último tiempo, encuentran siempre la forma de golpearlo a Instituto. De noquearlo. De 71-68 arriba, pasó a 71-77 abajo en tres tiros. Mejor dicho tres bombas.
Santiago Scala, con pasado glorioso, clavó dos al corazón albirrojo. El restante fue obra de José Vildoza, el cordobés que capitanea al Xeneize en su sueño de campeón. Y que se acostumbró a golpear a los dirigidos por Victoriano.
Finalmente, fue 73-80 la caída de un Instituto, que sintió el golpe de la derrota, pero debe sacar pecho. Tiene orgullo y sus hinchas están orgullosos.
Compite, pelea, se acerca y no le basta, por ahora. Pero está ahí, siempre luchando bien arriba. Es un equipo/grupo que defiende los colores rojos y blancos con corazón y tesón. Apuntaba a una conquista soñada, pero se lo arrebató un Boca que le ganó los últimos siete enfrentamientos seguidos, entre ellos la final de la Liga Nacional pasada, la definición de la Copa Súper 20 y ahora la semi de la Champions.
El cotejo
Se multiplicó Instituto para llegar a la meta. La defensa lo mantuvo siempre en partido. Dos veces Boca le sacó 10 de ventaja y, las dos veces, el elenco de Alta Córdoba “volvió” y dio vuelta el marcador.
Y el destino, tan cruel con la Gloria, quiso que su mejor arma, justamente la defensa falle en los momentos cruciales.
“Fueron tres desconcentraciones”, reconoció Victoriano, mascando la bronca. La misma bronca de todo el equipo. La salida del vestuario y el regreso del estadio al hotel en el colectivo fue un silencioso doloroso.
Puro desconsuelo, demasiado dolor. Está claro que Boca tiene un equipazo y aspira al título en la Champions, pero Instituto no está lejos, aunque con dos equipos tan parejos, que cada vez se conocen más, los detalles hacen las diferencias. Porque el Albirrojo tuvo intérpretes para anotar y poner contra las cuerdas al Xeneize.
Fueron apareciendo distintos jugadores en el ataque para acercarse al triunfo. Lo tuvo al borde del nocaut como pocas veces antes desde la campaña pasada al presente, pero Boca sacó unas manos, o unos triples, que lo rescataron para seguir victorioso.
Nicola Pomoli empujó con su garra charrúa cada vez que el equipo parecía flaquear, Leandro Vildoza y su marca lo apuntalaron. Nicolás Copello apareció sobre el final para anotar puntos cargados de valor, siguiendo a Luciano Guerra, que sumó cinco tantos importantes en un momento complicado. Por eso, Instituto soñó que se le daba. Acarició el triunfo que lo acercada al partido por el título, que lo ponía en la final.
Pero termina siendo una pesadilla que lo obliga a presentar este sábado, a las 17.10, en el “juego maldito”, en el partido por un premio que nadie quiere ni elegiría nunca, el tercer puesto.
En el Maracanazinho, Instituto se medirá ante Franca, que perdió la semifinal brasileña contra Flamengo.
Justo contra los paulistas juega la Gloria, que en esta edición de la Champions le ganó las tres veces que se enfrentaron; en Córdoba, en Chile y en Brasil.
Y la final, desde las 21.10, la animarán el local Flamengo, dirigido por Sergio Hernández y con el exInstituto Taya Gallizzi, y Boca.