Es este domingo. Es la cita más preciada. Por la que se trabajó durante toda esta larguísima temporada que tuvo su partido inaugural en el ya lejano 7 de octubre de 2024. Pasaron 286 días. Fue un camino lleno de buenos momentos, de algunos más complicados, de desafíos, de competir en distintos torneos, de desafiarse, de crecer, de creer. Y ahí está Instituto. Con sus nombres, con sus formas, con su corazón, con Victoriano. Y con muchísima ilusión.
Este domingo, desde las 20.05, Boca y la Gloria jugarán el cotejo que lo define todo. El séptimo de una serie súper atrapante que está 3-3 y que, como corresponde a una definición con estas características, apelará a su último recurso para ver quién se queda con la corona. Una serie mejor que las de Netflix.
La Bombonerita será el escenario. Ante esa hinchada que no se calla nunca y ante ese equipo largo, experimentado y talentoso. Boca fue a lo largo de todo el año el gran candidato. Fue el 1 en la fase regular, el que marcó el recorrido, el que se armó para ganar todo en esta temporada. Se quedó con la Copa Súper 20 (superó en la final a Instituto 71-65), pero falló en la BCLA. Necesita revalidar su cetro en Liga Nacional para que el año no sea con sabor a poco.
Enfrente estará Instituto. El equipo que mejor le supo seguir el ritmo al Xeneize. El que lo sabe porfiar, el que lo complica. Fue muy larga esa racha de ocho partidos sin poder ganarle a Boca en los mano a mano. Significó un proceso de aprendizaje y una prueba de carácter que explotó justo en esta gran final.
“Vamos a jugarlo con el corazón los dos equipos, con emociones. No hay demasiadas cosas tácticas en las que podamos ahondar. Llevamos 11 meses trabajando de una manera y es muy difícil replantarse otra. Tenemos que hacer muy bien lo que sabemos hacer. Va a haber una guerra de estados emocionales, de ansiedad, de manejar los nervios y ojalá estemos serenos y podamos tener el mejor partido posible. Y estoy convencido que lo podemos hacer”, dijo Lucas Victoriano.
Para el entrenador de Instituto será muy especial este séptimo juego. Es que será su último partido con el albirrojo. El DT transformó su tiempo en Alta Córdoba en una era. Y quiere cerrarlo con toda la gloria.
Hoy no importan las estadísticas, ni lo que pasó previamente. Ni esos físicos al límite. Será corazón, cabeza (fría y dura, a la vez) y alma. Dicen que el alma pesa 21 gramos. 21 gramos, 40 minutos y una corona.