A fuerza de un estilo de juego que el exjugador de la selección argentina Juan “Pipa” Gutiérrez comparó con el de Facundo Campazzo y que lo llevó a pensar que “los cordobeses tienen la cara más dura que una piedra”, José Vildoza se ganó, a sus 21 años, la consideración del DT Sergio Hernández. Desde hace tres semanas, el base cordobés surgido en Maipú trabaja junto a la preselección argentina de mayores y sueña con hacerse un lugar entre los 12 que disputarán la AmeriCup que se definirá en Córdoba el 2 y el 3 de septiembre.
Distinguido como el Mejor Sexto Hombre de la pasada edición de la Liga Nacional de Básquetbol (promedió 16.8 puntos, 3.1 asistencias y 2.9 rebotes), Vildoza afrontó en los últimos dos meses y medio un torbellino de experiencias: reforzó para los playoffs el Trotamundos BBC de Venezuela, que dirige Rubén Magnano, cuando finalizó la participación de Libertad de Sunchales en el certamen doméstico; fue vendido al bicampeón San Lorenzo después de que el club santafesino decidiera retirarse de la competencia y cuando al cordobés aún le quedaban dos años de contrato; y fue convocado a la selección argentina.
Pero todos estos cambios no le movieron el piso. Al contrario. José sabe lo que quiere y trabaja en consecuencia.
"Trato de aprender de los consejos, pero también trato de ser el mismo adentro de la cancha y no cambiar nada porque es lo que me trajo hasta acá", reflexiona y avisa: "Quiero quedar entre los 12 que van a jugar en Córdoba. A eso vine".
Aunque el base debutó en la selección mayor en la Copa Stankovic en China, el año pasado, toma a esta como su “primera experiencia con el equipo principal”, ya que aquel era un equipo alternativo. “Estoy contento, disfrutando, aprendiendo y competiendo. Estoy dando todo de mí para ganarme un lugar entre los 12”, le dice a Mundo D después de cumplir un entrenamiento en el Cenard.
José es parte de la renovación de este seleccionado que tiene como máximos referentes a Luis Scola (37 años), Nicolás Laprovittola (27) y Facundo Campazzo (26). “Es un grupo lindo. Somos todos jóvenes. Tenemos muy buena relación y los más grandes nos ayudan mucho, sobretodo a nosotros, que somos los más chicos. Eso está bueno porque genera comodidad y te hace sentir bien adentro de la cancha”, cuenta.

Vildoza comenzó a jugar al básquetbol a los 5 años en el club Maipú y a los 15 decidió irse a Libertad, donde jugó hasta mayo último. De aquel pequeño que vivía con algunos compañeros en un departamento en Sunchales y soñaba con ser jugador profesional a este José maduro y protagonista, se mantiene “el sueño de siempre, de jugar en la selección”.
El fin de semana pasado dio sus primeros pasos en esa empresa, y tuvo su debut en los enfrentamientos que Argentina tuvo con Uruguay en Montevideo. “En el primero estaba un poco ansioso, pero es normal. Traté de ayudar al equipo en los minutos que tuve y creo que no lo hice mal. Así que estoy contento”, admite.
"Simplemente he tratado de entrenar para mejorar día a día. Obviamente que uno cuando va viendo los resultados le dan ganas de más. Pero si alguien me decía a los 15 años que ahora iba a estar entrenándome acá, no le creía", asegura.
Después de relevar a Juan Brussino en Libertad y alternar entre las posiciones de base y ayuda durante la temporada, Vildoza desarrolla un nuevo rol en el equipo nacional. “En el club era muy protagonista. Acá es un rol bien de base, soy más armador. Pero estoy contento porque es también la función que me va a tocar en San Lorenzo. No me disgusta para nada, así que me estoy acomodando”, comenta.
También la forma de trabajo es distinta. “Hacemos todo junto a la mañana: la parte física y de básquet. Y eso hay muy pocos clubes que lo hacen. En Libertad no lo hacíamos”, remarca.
Pero los cambios comenzaron a desencadenarse en la vida de José y al margen de la selección se le viene uno “grande y complicado” como refuerzo del bicampeón San Lorenzo, que además lo obligará a dejar atrás esa vida de barrio que buscó cuando optó por mudarse a Sunchales para ir ahora a jugar a Buenos Aires. Ya llegará el tiempo de jugar en Córdoba, “cerca de casa, la familia y los amigos”. Porque los sueños están para cumplirse.