La derrota nunca gusta, siempre incomoda. Sobre todo, esas que no te dan posibilidad de revancha. La eliminación de Atenas en la Reclasificación de esta temporada de Liga Nacional, la que fue la de su regreso a la máxima divisional, quedó sentenciada el viernes por la noche cuando Obras, literalmente en el último segundo, le ganó 79-78 en el EPA (Estructuras Pretensa Atenas) de General Bustos y sentenció la serie 3-0. El Griego, sin mañana para esta campaña.
Sin embargo, el aplauso que cayó desde los cuatro costados del EPA fue de esos abrazos que acompañan y contienen. Que reparan. Los hinchas del Griego reconocieron lo hecho por el equipo de Gustavo Peirone.
Tristeza y desazón invadieron a los jugadores del Verde. Pero también tranquilidad. Lucas Arn es uno de los referentes de este plantel y, como en cada final de partido, se quedó en la cancha post partido compartiendo un rato con los hinchas para algunas fotos o unas charlas.
“Son muchas sensaciones encontradas”, le dijo Arn a La Voz, luego de la caída ante Obras. “En este momento reina un poco la angustia y la tristeza de haber culminado algo que se gestó durante 10 meses. Hemos sido superados por un gran equipo en playoffs. Ganaron de gran manera, más allá que el segundo punto y el tercero se definieron literalmente en las últimas bolas y eso da un poco de bronca porque estuvimos muy cerca”, resumió sobre la serie ante el Tachero.
De todos modos, el jugador nacido en Chivilcoy hace 36 años ponderó lo realizado por Atenas: “Hemos hecho un gran trabajo toda la temporada, aunque hoy nadie está conforme con lo que sucedió. Pero hay que valorar que cuando llegamos acá, hace dos años, la realidad de club era difícil y nos hicimos cargo de una situación realmente complicada”.
El Griego logró salir del momento deportivo más duro de su historia (el descenso a la Liga Argentina) y en una sola campaña, con la base de este equipo que hoy está en Liga Nacional, logró regresar a la máxima divisional. Y la ilusión es seguir creciendo: “Todos queremos a Atenas volviendo a la gloria, en los primeros planos nacionales, pero esas realidades también se construyen con tiempo”
En esa misma línea, el ala pivot sumó: “Hasta hoy hemos hecho un gran camino y hemos aportado nuestro granito de arena para que esto evolucione y pase a un plano mejor. Hoy duele la derrota, pero Atenas es mucho más grande que esta eliminación. Entonces, hay que seguir construyendo esta identidad o renovando esta identidad que tiene la institución. Y hay que agradecer a todos en la estructura general del club, al hincha, a todos los que acompañaron esta temporada”.
—¿Cómo definirías esa identidad que se está construyendo en Atenas y cuál debería ser el próximo paso?
—La identidad no solamente tiene que ver con la historia. Tiene que ver con una forma de jugar que va de la mano de la defensa, del juego en conjunto, de abanderados. Atenas siempre se caracterizó por tener abanderados; en su momento, Marcelo, “el Pichi”... Pero también alrededor de esos abanderados siempre hubo un conjunto impresionante de jugadores, desde promesas hasta jugadores realmente maduros y con jerarquía. Son estructuras que se van armando, se van encontrando, se van construyendo partido a partido, temporada a temporada. Todo empieza desde el trabajo. No hay nada mágico en esto. Han pasado grandes nombres, hemos pasado nosotros también en esta época. Ha tenido grandes momentos Atenas, que es el que más títulos ganó, pero se jugaron 41 temporadas al día de la fecha. Esto es siempre una construcción continua e ir adaptándose a las nuevas competencias, porque la competencia no es la misma que hace 20 años, ni los clubes son lo mismo, ni las estructuras son las mismas. Entonces, hay que ir adaptándose, renovándose y no quedarse con lo anterior, sino que siempre mirar para adelante.
—¿Qué balance hacés en lo personal?
—Tuve un buen año. Hoy (por el viernes) me voy muy mal porque creo que tuve una pésima noche ante Obras. Pero intenté liderar el grupo, intenté que las piezas encajen, intenté facilitar el trabajo del cuerpo técnico y, aparte de todo eso, un líder tiene que jugar y creo que he tenido más partidos buenos que malos. Nunca estoy conforme, soy un inconformista. Pero no por ser negativo, sino porque siempre quiero mejorar. Pero esta vez también lo disfruté y eso es algo que viene con los años. Cuando uno es joven, por ahí lo hace con la necesidad imperiosa de crecer, de mostrar, de brillar. Uno, cuando crece, también entiende que hay cosas muchísimo más importantes a nivel estructural y se va gratificando con que todo funcione, que se genere un buen clima de trabajo, que todos se sientan cómodos. Me parece que pasarla bien o disfrutar del día a día y trabajar por un otro termina haciendo todo esto mucho más llevadero.
—Es muy linda también la conexión con la gente. Siempre ante buen marco y estar jugando en la cancha propia, al fin...
—Sí, totalmente. Sucedieron muchas cosas que tal vez, con el tiempo, van a entrar en el libro. Pero el haber ascendido, el haber despedido el Cerutti de esa forma, el haber recibido al Pretensa así, el haber vuelto a ver a Atenas en playoffs... Sucedieron cosas importantes que, con el tiempo, madurarán y tendrán el valor que se merecen. Siento la tranquilidad de haberme vaciado y de habernos vaciado como grupo. Después, podemos charlar si somos buenos, si somos malos; si lo hicimos bien o si lo hicimos mal; pero está la tranquilidad de haber dejado todo, que es lo primordial.
—¿Tenés ganas de seguir escribiendo cosas acá?
—Todavía me dan las rodillas, ja... Esto es una renovación de votos diaria, pero me llevo bien todavía con la profesión. Siento que todavía tengo energía y todavía tengo cosas para dar y para aportar. No sé si goles, no sé si rebotes, no sé si palabras de aliento, no sé si calma, no sé... Todo lo que conlleva ser jugador. Ahora se viene un descanso necesario porque fue larga la temporada. Pero todavía quedan muchas ganas. Mientras el físico y la cabeza estén en línea, siempre se puede aportar.