“Córdoba tiene todo. El lunes fui a La Morocha que no lo había conocido, fui a ver a Eugenia Quevedo. Un lunes a la noche, Córdoba explotado, no hay ninguna ciudad igual”, cuenta Lucas Victoriano a La Voz sobre sus últimas horas en Córdoba. El entrenador se despide de Instituto y se despida de Córdoba.
Tras comer un asado con el plantel, el staff y los empleados en el club, a modo de cierre de ciclo, el lunes por la noche, la salida fue a ver a Quevedo y La banda de Carlitos. “Eso no va a pasar en ningún lado. Vine acá porque me gustaba, cuando firmé, una de las razones que me impulsaron también fue porque yo escuchaba mucho La K’onga y dije “bueno, voy a Córdoba, los voy a poder ver” y tuve ese privilegio”, destacó Victoriano.
Mirá acá la nota completa con Lucas Victoriano, ex DT de Instituto:
“Cuando llegué acá, uno de mis peluqueros era enfermo de Damián Córdoba. Yo decía, “¿Quién es Damián Córdoba?”. Y no puede ser la energía que tiene el chabón. El lunes me saqué una foto con él. Pude ir a la Plaza de la Música, al Cosquín Rock, al Bum Bum, a Atenas. A todos lados", sumó.
-Quedó claro que no te faltó nada...
-No, no quedó nada. Me iba a quedar pendiente ver a Eugenia Quevedo. Pensaba “no fui a verla, me voy sin verla”. Y el lunes a la noche, de la nada, salió la oportunidad y no la dejé pasar.
-En tus cuatro años en Córdoba, ¿comiste más asados que en toda tu vida?
-No sé, soy muy sociable y la pasé impresionante. No sé si puedo cuantificar, pero sí. Y estos últimos días van a ser una locura. Me hice de un grupo de amigos del pádel. Son divinos. Me vieron jugar una vez en el club, me invitaron y a la semana estaba comiendo un asado con ellos. Pero no hablaban de básquer, o sea, estaba todo bien, estaban con Lucas y una parte que me encanta es diferenciar la parte social, cuando me tratan de Lucas, y cuando me tratan de Lucas Victoriano. No critico a lo que me tratan de Lucas Victoriano porque es normal que haya un personaje ahí y que muchas veces se acerquen y hablemos del personaje, del básquet. Pero cuando ellos me sentaron a su mesa y me hablaron como Lucas, como pibe, es lo que me hizo empezar a ser su amigo. Es una relación divina.