La ausencia de la selección nacional no nos privó de ver un hermoso Mundial de Básquetbol 2023. Quizá que no esté Argentina nos permitió observar, y disfrutar, de manera distinta la Copa del Mundo que consagró por primera vez en su historia a Alemania.
Pasó por Japón, Indonesia y Filipinas, un Mundial de alto nivel. Pese a varias ausencias, por distintos motivos, fue un campeonato de lujo, con grandes partidos como la final que los alemanes le ganaron a Serbia por 83 a 77.
Alemania fue un campeón inmenso. Invicto, mostró el nivel creciente del básquet alemán, primero con su competencia, seguido por la presencia en la Euroliga, más los jugadores que están en la NBA, como el Jugador más Valioso del Mundial, Dennis Schröder.
El seleccionado alemán fue un equipo con todas las letras, con una defensa intensa y física.
“Del segundo nadie se acuerda”, sostienen, pero Serbia fue una selección enorme, que desarrolló un básquet de alta calidad. Como cuatro años atrás, cuando Argentina perdió la final con España, los serbios hicieron un recorrido de nivel top durante la Copa del Mundo, y todo pese a sus grandes ausencias, entre ellas la del MVP de la última final de la NBA, Nikola Jokic.
Los dos finalistas, y mejores seleccionados del torneos, se apoyaron en el juego colectivo, pasando la pelota, sin depender de un solo jugador más allá de la presencia de grandes jugadores, como Schröder en Alemania, y el gran Bogdan Bogdanovic en Serbia (ambos integrantes del Quinteto Ideal).
En épocas de equipos que apuestan de manera desmedida a los triples, Alemania se consagró campeón del mundo, y Serbia alcanzó la final, anotando muchos de dos puntos. En la definición, el seleccionado alemán anotó 20/33 en dobles y 7/22 en triples; los serbios convirtieron 17/33 en lanzamientos de dos y 9/29 de tiros de tres puntos.
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