Instituto y su personalidad. Su presencia. La defensa y su juego. El corazón del equipo para jugar por los colores. El conjunto conducido por Lucas Victoriano dio otra muestra más de entregar todo y más. Tampoco tenía otra alternativa. Era ganar o despedirse.
En una nueva “batalla” de la final de la Liga Nacional de Básquetbol, el Albirrojo fue concentración plena para dar un golpe de autoridad. Contra las cuerdas, Instituto mostró su grandeza para mantener intacto su sueño de gloria. Se ilusiona a lo grande todo Alta Córdoba con un equipo que juega por la camiseta.
En el Ángel Sandrín colmadísimo, Instituto superó a Boca por 76 a 72, empató 3-3 la serie final, y el domingo, en la casa del Xeneize, desde las 20.05, irá por la conquistar de su segunda Liga Nacional en el séptimo y decisivo partido. La finalísima.
Le costó un montón. La pasó mal. Llegó a estar 14 abajo en un segundo cuarto en que no le salió nada, pero jugó un tercer capítulo a lo campeón. Pasó de meter 26 puntos en los primeros 20 minutos a 28 tantos en el tercer periodo.
El Albirrojo es un equipo convencido. Tiene en claro la manera de enfrentar a un gigante como Boca. Al campeón. Y como dominarlo a partir de esa defensa que es una máquina de impedir. Una máquina que hacer crecer y crecer la ilusión gloriosa.
Leandro Vildoza brilló con 15 puntos, 4 asistencias, 3 rebotes y 3 robos, muy bien acompañado Bautista Lugarini, con 16 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias y 4 robos. Además, Javier Saiz aportó 14 tantos.
El partido de Instituto
En un partido de dientes apretados, con dos equipos muy defensivos, Instituto se soltó con el pase extra y anotando al lado del aro y con volcadas, para adueñarse del marcador 8-6 en 4′25.
Boca lo dio vuelta con las conversiones de Scala. Pero todo el primer cuarto fue parejo, y el Xeneize lo ganó 21-20.
La segunda unidad de la Gloria no pudo anotar en más de seis minutos del segundo segmento, y Boca se alejó 34-20 ganando muchos rebotes en el aro ajeno. El Albirrojo, como ya le pasó en el quinto duelo, perdió muchas pelotas y le permitió correr al visitante. De todas maneras, no aprovechó al máximo Boca la larga sequia ofensiva del local.
Fue un atado de nervios el equipo de Victoriano y le costó resolver en ataque. Más cuando no le entraron los triples (0/9 en la primera mitad). Pero con un doble de Nicolás Copello sobre la chicharra achicó 26-34.
Instituto le puso toda la gana en el inicio de la segunda mitad, presionó más arriba, Leandro Vildoza anotó el primer triple del equipo (en 11 intentos) y la Gloria se sacó los nervios. Pero enfrente, Boca jugó con tranquilidad, manejado por Scala. “El Panda” condujo y también la metió de tres puntos.
El empuje de la gente fue tremendo, más que siempre, y se vino el Albirrojo con una fuerza imparable y pasó al frente 49-47 con 2′17 por jugar y Javier Saiz dominando abajo del aro.
Juego y corazón de Instituto para quedarse con el tercer cuarto por 54-51.
Cambió Instituto. Fue otro equipo. Jugó como sabe. Con el estilo que lo llevó a la final. A puro esfuerzo atrás, moviendo la pelota adelante, tomó una pequeña ventaja de 64-58 en 4 minutos del cuarto capítulo.
Boca no se achicó y con un 8-0 lo dio vuelta (66-64) dos minutos después. En esta locura de partido, y de la serie, la Gloria recuperó el mando 69-68 con 1′20 en el reloj.
Sufrió, pero si no, no se disfruta. Y vaya que lo disfrutaron todos en Alta Córdoba.