Eran las 8 del lunes 8 de diciembre de 2014 y Andrés Fassi, quien el 2 de ese mes había comenzado su gestión como presidente de un Talleres que volvía a su funcionar con normalidad institucional tras la quiebra, estaba de pie, arengando a su gente para superar un momento muy doloroso para el club y pensando rápido en la recuperación.
Apenas 12 horas antes, Talleres había perdido 1-0 con Gimnasia de Mendoza la final de vuelta del reducido por el ascenso a la Primera Nacional, lo que lo condenaba a seguir en el Federal A. A días de asumir el cargo con el que tanto había soñado, Fassi recibía un golpe tremendo con una definición perdida en forma increíble luego de se superior, estar con un jugador más y desperdiciar un penal a favor. Lejos de achicarse, el titular albiazul sacó a relucir toda su pasión por la “T”, esa que declaraba cada vez que volvía a Córdoba desde México (donde se había radicado a principios de los ‘90) cuando hacía público su deseo de llegar a la presidencia del club de barrio Jardín.
Después de ese duro tropiezo de 2014, de la mano de Fassi todo fue evolución en Talleres, que ascendió a la Primera Nacional, subió a Primera División, se clasificó a copas internacionales y fue protagonista en la mayoría de las competiciones que disputó, además de crecer en todos los frentes de la gestión.
Talleres, referente y actor clave del fútbol cordobés desde su fundación en 1913, se consolidó de tal forma que era inevitable que más temprano que tarde llegara la alegría tan anhelada, en este caso la Supercopa Internacional lograda ante River. Fassi repetía una y otra vez que se iba a ganar una final y el título llegaría. Y llegó, para alegría del pueblo matador que deliró con la primera consagración en la historia albiazul en la Primera División argentina.
“Cada final que jugábamos se aparecía el fantasma de la perdida en el ‘78. La final con River fue la más compleja que se nos presentó y fue la que se ganó. Este título es un masaje al alma, nos da tranquilidad, nos da aceptación de saber que se pueden vencer adversidades si entre todos trabajamos juntos. En días habrá muchas novedades de lo que será el Talleres de los próximos 10 años. Me quiero quedar con la aprobación de la gente y con la tranquilidad moral de que Talleres sigue siendo uno solo”.
Fassi disfruta del gran logro, pero reitera que es parte de un proceso y ratifica que va por más.