Desde que el fútbol se juega en esta parte del mundo, cualquier cruce entre Uruguay y Argentina es un duelo con perfume especial. Y el partido de anoche por la fecha 13 de las eliminatorias sudamericanas para la Copa del Mundo no fue una excepción. Se jugó con dientes apretados, mucha garra y el triunfo quedó en poder del campeón del mundo 1 a 0, quien a pesar de las ausencias de la talla de Messi, Lo Celso, Dybala o Lautaro Martínez, hizo un gran segundo tiempo y construyó una victoria inobjetable con altísimos rendimientos individuales que lo deja en el umbral de asegurar su pasaje a la copa ecuménica de 2026.
Arranque con calma
Durante la primera parte, el encuentro se jugó lejos de los arcos, hasta promediando la etapa. No tenía sobre el terreno la característica de clásico del Río de la Plata ni el rodaje de un partido en el que coinciden dos de los mejores equipos de esta parte del mundo.
Casi sin demasiado trabajo para los arqueros y con la pelota tratada con criterio, buscando siempre un buen pie para que le otorgue un destino seguro, se llegó a la media hora y fue cuando “Cuti” Romero sintió en su sangre el momento de que el clásico se encendiera: se cruzó con Darwin Núñez, en un duelo de Premier League, y el encuentro se encendió.
El choque de “Dibu” Martínez con Tagliafico en una salida del arquero cuando iban 29, un remate de Simeone manoteado por Rochet y una llegada de atropellada de Enzo Fernández sobre los 42 fueron las situaciones que sacudieron la modorra de un partido que no tuvo un buen nivel en esta etapa inicial.
Argentina armó un sistema de cuatro defensores que muestran en cada partido la firmeza de los campeones del mundo. Después, colocó a Paredes de volante central con Fernández y Mac Allister a sus costados, quienes recibieron el constante auxilio de Simeone y Almada, mientras que “la Araña” Álvarez se retrasó y generó espacios para sus compañeros.
En el local, la presencia de Betancur y Valverde en el medio, la firmeza de “Josema” Giménez en el fondo y la potencia de Núñez en ataque fueron las armas más usadas.
Segundo, frenético
La parte final del encuentro fue diametralmente opuesta a la primera, porque la Albiceleste decidió no esperar, sino ir y buscar el manejo y el control de la pelota. Entonces, empezó a tenerla y fue acomodándose al campo y a ser el protagonista.
Los volantes se movieron de otra manera, porque los desplazamientos de Mac Allister desde la banda al medio, la precisión de Enzo Fernández y el tremendo trajín de Thiago Almada le dieron al equipo el dominio de la zona de gestación.
El partido empezó a tener el formato que Scaloni había pensado y, aunque Rochet estaba en una noche tremenda y pareció que sería invulnerable, apareció sobre los 22 un tremendo remate de Almada para colgarlo del ángulo y marcar 1 a 0.
Uruguay intentó una reacción más anímica que futbolística y fue cuando aparecieron en escena esos jugadores de la calidad de “Cuti” Romero y Otamendi por el medio, la marca de Tagliafico por la banda y el trabajo intachable de Molina.
De contra, el equipo nacional pudo ampliar y aunque “la garra Charrúa” quiso aflorar no pudo con el temperamento de los campeones.
Uruguay había ganado en la Bombonera 2 a 0 y el sabor de la revancha le da un valor especial a este triunfo que se dio con la justicia y el fútbol que el campeón desplegó en el campo del mítico Centenario.