Para cualquier hincha de Belgrano, Alberdi es su casa, es su barrio, es en donde los sentimientos se viven a flor de piel. Pero la vida puede alejarlos de los alrededores del Gigante hasta que, de repente, le toca “ser local” de nuevo.
Leonardo Medina es un Pirata de 33 años que en 2022 se vino a vivir a Villa Mercedes con su pareja Belén y, después de muchísimo tiempo, tiene la oportunidad de “vivir un día ‘A lo Belgrano’”, porque “será en mi casa, con los amigos de siempre, que han viajado y sabiendo que podemos ir a la cancha, aquí en donde ahora vivo”.
Las brasas hacen chispas y la sonrisa no se borra de la cara de ninguno de los que están en la casa de Leo esperando que el asado este apunto. Además porque él hoy es local, es el anfitrión que le gustaba ser cuando estaba en Córdoba.
Leo cuenta que “cuando puedo, viajo. Al principio fue difícil, porque no estaba acostumbrado a no ir a la cancha y, encima, el primer partido que no fui perdimos. Me quería morir... Al otro volví y ganamos, entonces dije ‘soy la cábala’ y empecé a viajar otra vez y encima fue en el año del ascenso a Primera”.
Entre risas, todos los presentes disfrutan de lo que se viene: Belgrano jugando aquí, en donde les toca estar viviendo. Leo, como Pablo, son amigos “de la cancha y de la vida”, unidos por esa pasión que jamás va cambiar, porque son celestes de ley y de sangre.
“Cuando juega los fines de semana se hace todo lo posible para ir a Córdoba, después los demás días se complica”, agrega Leo y Pablo cuenta que “cuando salió el fixture del campeonato pasado, me quería matar al ver que los primeros partidos eran días de semana, porque no podía ir”.
Ambos son socios, los dos pagan ubicación porque “cuando se puede estar, se está”. Los viajes a Córdoba para ver la familia y reunirse con los amigos dependen del día y la hora en la que juegue Belgrano.
Tienen una coincidencia total los que viven en esta parte del país y es que “mi mundo es Belgrano. Nos juntamos a ver los partidos cuando no se viajó, hablamos de fútbol y sufrimos con cada cosa que le pasa al club”, dice Pablo.
Después, Leo cuenta: “Sé que hay gente que no lo vive como nosotros, porque con Pablo estamos medios loco (se ríe), pero es así. Somos fanáticos y eso jamás va cambiar. Rogué que se jugara aquí este partido y ahora me toca ser local”.
Trapos en el patio de la casa, camisetas, camperas, banderas, todo hace pensar que se está en Alberdi, pero es en Villa Mercedes, San Luis, donde se respira y se vive la pasión Celeste.
Aquí habrá más de 12 mil hinchas que hacen el aguante de siempre, para hacer al Celeste dueño de Villa Mercedes.