Fue una noche distinta en Alberdi. Una que se extrañaba por la calma y el triunfo que se construyó desde el principio del partido. Belgrano, ya sin Walter Erviti en el banco, con Ricardo Zielinski en los palcos, le ganó 2 a 0 a Aldosivi por la quinta fecha del torneo Apertura, que claramente debe ser el peor equipo de la Liga Profesional.
Con una formación plagada de sangre joven y con las tribunas en calma, el Pirata encontró con rapidez la apertura del marcador y ello le dio la posibilidad de manejar el trámite del encuentro.
El primer remate sobre la valla del Tiburón fue suficiente para que Jorge Carranza cometiera su primer error bien grueso de la noche y dejara la pelota dentro del área de meta para que “Uvita” Fernández estableciera el 1 a 0.
La mitad del campo con Ulises, Cravero y Hernandes, hizo que la gente aplaudiera cada intervención de ellos, porque fue lo que se le pidió al despedido DT: sangre joven y sacrificio renovado.
Sin Menossi, Quignon y Metilli, el funcionamiento fue más prolijo y de mayor entrega. La “B” pudo marcar un gol más, pero “el loco” le sacó el remate a Fernández que pedía un nuevo grito en el estadio.
La etapa inicial se diluyó con la “B” más cerca del segundo que el visitante del empate, pero con esa sensación que el triunfo no corría riesgo más allá de lo corto del resultado.
La tranquilidad total
Como le había pasado en el inicio del partido, la visita intentó un tibió ataque que derivó en nada y en la jugada siguiente, a los ocho minutos, otra vez Carranza se equivocó, esta vez saliendo tarde para que Troilo de cabeza pusiera el 2 a 0 y permitiera que la gente observara en calma el resto del partido.
Un público que logró ser escuchado después de la goleada en contra ante la Lepra en Alberdi, hizo que el “proyecto Erviti” se truncara rápido y se mutara a una nueva “revolución Rusa”. Y este cambio de entrenador también permitió que hubiese canticos de aliento en las tribunas y rostros distendidos en todos los sectores.
No es que el equipo fue una sinfonía y que no se cometieron errores, porque falló en un par de cruces, se equivocó en algunos intentos de salida con la pelota contra el piso y por momentos dividió el balón sin necesidad. Pero su adversario le dio la chance que esas falencias no se pagaran con gol en contra, por ello se fue con la valla invicta por primera vez en el año, algo casi impensado hace un partido atrás.
Fue saludable ver en Tiago Cravero, el volante de corte que tanto se pide en el plantel, porque el surgido de las formativas cumplió con eso de ayudar a recuperar y meter en la mitad del campo. Pero no fue el único, porque el contagio fue general a la hora de sacrificarse por el recupero de la pelota y de ocupar espacios.
Por momentos las ganas le ganaron a las ideas y se hizo desprolijo el juego del Pirata, pero no tanto para que el marplatense lo inquietara o lo lastimara en defensa.
El triunfo es la piedra fundacional para una nueva etapa que se inició con este partido, porque a partir de ahora el clima interno y el externo es otro, porque se sumó de a tres nuevamente en Alberdi (el último triunfo fue ante Instituto el año pasado) y se ilusiona que puede mejorar en la tabla como en el campo.
Una nueva era se puso en marcha, Erviti es un mal recuerdo, “Beto” Fernández tuvo carácter para hacer cambios en su actuación interina y se viene el segundo ciclo del Ruso.