La mitad de la temporada para Belgrano llegó a su fin con el triunfo 1 a 0 del 3 de agosto ante Claypole por los 16avos de final de la Copa Argentina. El corte se produce luego del final del torneo de la Liga Profesional y la apertura del mercado de invierno que permitirá la llegada de refuerzos y la salida de varios jugadores.
Este es el momento preciso para hacer un replanteo de algunos aspectos deportivos y reenfocar los objetivos que se planearon a principio de año, porque se sabrá con un análisis profundo si se está bien encaminado o si se puede apuntar más arriba.
Guillermo Farré cerró su primer torneo en la Liga Profesional como DT con sensaciones encontradas, porque hubo momentos de mucho entusiasmo, algunos tramos de angustia y otros donde camino en el borde de la cornisa.
Objetivo primordial
En diciembre de 2022, cuando el ascenso era una realidad y el entrenador había renovado por una temporada su contrato, el propio Farré y el núcleo fuerte de los dirigentes del Pirata se reunieron para plantel “objetivos” y se resolvió que “la permanencia” era lo que se perseguiría. Varias renovaciones de contrato y el “sostener la base del ascenso” obedecieron a lo pactado.
El equipo comenzó la competencia con el pie derecho y su ascenso en la tabla fue marcado. En las tres primeras fechas había logrado 7 de nueve puntos jugados y, tres de ellos, después de ganarle a River, equipo que hoy festeja ser el campeón argentino.
En la tabla y en el campo
El equipo terminó bien en la tabla. Porque los 36 puntos conseguidos son una buena cosecha teniéndose en cuenta que para la mayoría de los jugadores y el entrenador incluido, esta fue la primera experiencia en la máxima categoría.
Con una localía fuerte, los pasos fueron firmes hasta la fecha 21 del torneo de la LPF, con 34 puntos y con 18 por jugar. En Alberdi se empezó a mencionar la frase “clasificación a copas” como “el objetivo” y se dejó de lado lo planteado en el arranque del año, que era la permanencia.
El equipo alternaba buenas actuaciones en el Gigante de Alberdi y flojísimas fuera de Córdoba. Tan marcado era el vaivén que el propio Pablo Vegetti, goleador y capitán, llegó a decir “parece que de visitante ni viajamos”.
Pero los puntos taparon el juego y mientras la tabla daba razones para creer que se estaba bien en todos lados, los ojos no miraron los detalles en el terreno. Los jugadores hablaron de “clasificación a las copas” como la base de lo planeado y que pensar en “permanencia era poco”.
Después de perder en Mendoza ante Godoy Cruz, una charla en el vestuario dio un nuevo rumbo en lo que se buscaba y hasta Franco Jara dijo: “Hunca hablamos de permanencia, siempre el objetivo fue llegar a una Copa”.
En el filo
Pero lo que asomó como un cierre de torneo muy bueno tuvo un freno inesperado y hasta impensado. La derrota en la fecha 22 ante Instituto dejó al equipo sin poder cortar una mala racha de visitante (sumó cinco derrotas en línea en esta condición) y con la sensación que el altibajo era cada vez más marcado.
El equipo no pudo reaccionar tras el golpe recibido en el estadio Mario Kempes y fue un cierre de torneo cargado de incertidumbre. Porque la cosecha de puntos fue pobre: alcanzó dos unidades en seis partidos. No pudo marcar goles y acumula 555 minutos sin el grito sagrado.
La derrota 0-4 en La Plata ante Estudiantes generó un cambio de ánimo muy marcado y la continuidad del entrenador quedó cuestionada y pendiente de un hilo. “El proyecto continúa”, expresó el presidente Luis Artime en La Plata, pero los rumores de cambio sonaron fuerte en la previa de Rosario Central.
La última fecha no trajo mejora futbolística y lo flojo del juego que se acentuó en el tramo final del torneo, se observó en cancha más allá de los actores elegidos por el entrenador.
El empate con el Canalla sin goles y ganarle a Claypole (de la Primera C) en Copa Argentina 1 a 0 para llegar a octavos, trajeron algo de paz y el freno de la competencia le sumo aire fresco a un presente de alta temperatura.
Recambio
Las salidas de Bruno Zapelli y de Pablo Vegetti le dejaron al club una muy buena cantidad de dólares. Pero, así, se fue la joya futbolística del equipo, más allá de sus actuaciones intermitentes. Y la capacidad de gol del equipo: “el Tanque” marcó 13 de los 20 tantos que acumuló la B en 27 fechas, es decir el 65%.
Además de estos dos titulares indiscutidos, en el camino fueron quedando jugadores que no lograron afianzarse. Iván Ramírez, Gabriel Compagnucci, Gerónimo Tomasetti, Fabián Bordagaray, Guillermo Pereira, Iván Ortigoza y Joaquín Susvielles se alejaron de “la B”.
La llegada de refuerzos es ahora clave para lo que resta de la temporada, porque aquel objetivo de principio de año no está cumplido. Por ahora se han sumado Pablo Chavarría, Matías Marín y Lautaro Pastrán. Aún le restan por sumar un par de delanteros (Lucas Passerini, de Unión Española es una opción), un volante externo (Valentín Burgoa) y puede que se intente sumar un lateral por la derecha.
