Instituto abrió una nueva etapa en su estructura futbolística y eligió a un apellido que no necesita presentación en Alta Córdoba. Jorge Carranza volvió al club, pero ya no con los guantes puestos ni con la cinta de capitán, sino como secretario técnico del fútbol profesional. Una función que lo coloca en el corazón del armado del plantel y del proyecto deportivo para un 2026 que el oficialismo marca como un año clave. El Loco, otra vez adentro.
La decisión tuvo el sello del presidente Juan Manuel Cavagliatto, que buscaba a alguien de la casa, con sentido de pertenencia real, de esos que entienden a Instituto desde adentro. Y Carranza lo contó tal cual fue. “Después de mi último partido en Aldosivi, el primero que me mandó un mensaje para felicitarme fue Juan Manuel. Me dijo que necesitaba hablar urgente. Yo sabía por dónde podía venir la cosa”, reveló en diálogo con La Voz. Ese llamado abrió una charla larga, profunda y determinante. Cavagliatto le planteó que el club necesitaba seguir creciendo y que él debía ser parte de esa estructura.
El exarquero no dudó demasiado. “Nos pusimos rápido de acuerdo en lo que necesita Instituto. El crecimiento del club es tan grande que necesita más gente trabajando sobre lo que ya está armado”, explicó. Y ahí aparece otro punto clave: Carranza viene preparándose para este rol desde hace tiempo. Cursos, análisis, seguimiento de mercados y un aprendizaje adquirido desde adentro del vestuario, pero pensando para afuera.
Las funciones que tendrá Carranza en Instituto
Su rol será amplio. Estará al frente de la Secretaría Técnica, con Federico Despósito y Matías Echazarreta en el área de scouting. Su tarea será profesionalizar el análisis de mercado, mejorar la detección de talentos y filtrar perfiles para un plantel que necesita aciertos y menos apuestas.
“Vengo a colaborar con Federico y con Juan. Mi función no es solo buscar jugadores, sino transmitir el ADN que debe tener alguien que vista la camiseta de Instituto”, remarcó. Una frase que pesa, porque él mismo representó ese ADN durante casi toda su carrera.
La construcción del equipo será colectiva. “Esto va a ser un trabajo en equipo. Vamos a intercambiar opiniones con Fede y después se tomará una decisión consensuada. Dentro de las posibilidades económicas vamos a buscar la mejor opción. Para eso hay que trabajar”, avisó.
En ese paquete entra un tema clave: los tiempos del mercado. Para Instituto son cortos, porque la pretemporada ya asoma y el plantel necesita una base definida. “Tenemos que arrancar con la mayor cantidad de jugadores posibles. Pero hay tiempos que no dependen de nosotros”, advirtió con realismo.
La Gloria, sin margen de error
El Loco sabe que Instituto no puede fallar en las incorporaciones. Tras un 2025 muy flojo, la dirigencia busca reconstruir desde decisiones de peso. “Tenemos que acertar con los jugadores que incorporemos. Hay mucho trabajo por hacer”, dijo.
Pero antes habrá una etapa previa: limpiar, retener y reacomodar lo que ya está. “Primero debemos definir quiénes continúan y quiénes no. Sabemos que la dirigencia quiere hacer de 2026 un gran año. Todos queremos eso.”
Sobre nombres propios, Carranza fue cauto. Muy cauto. Dijo que sería “una falta de respeto” tirar posibles refuerzos cuando las negociaciones recién empiezan. Y aclaró que en este momento decir un apellido “no beneficia en nada”. Con respecto a Giuliano Cerato, que vuelve del préstamo en Aldosivi, confirmó que tendrá su lugar desde el primer día junto a sus compañeros el 15 de diciembre: “Tuvo un gran año. Se sumará con el resto a la pretemporada. Como todos, se pondrá a disposición”.
También habló de la relación con el actual DT, Daniel Oldrá. Sabía que era un tema obligado, pero lo manejó con equilibrio. “Con Daniel no hablé aún. Él tiene línea directa con Federico. Vamos a coordinar según lo que pretenda el club. Las decisiones serán consensuadas, buscando siempre lo mejor para Instituto.” Diplomacia, claridad y una señal de respeto hacia el proceso vigente.
Carranza, 100% ADN glorioso
Parte del desafío será construir un grupo fuerte y una identidad competitiva. “Tenemos que formar el mejor equipo posible y encontrar cohesión. A partir de ahí darle forma desde lo competitivo. También es mi función transmitir los valores de la institución y la visión de futuro”, remarcó. Sin estridencias ni promesas grandilocuentes: “Salir a declarar que vamos a apuntar a tal o cual cosa no es lo mejor. Pero sí tenemos un propósito: hacer cada vez más grande a Instituto”.
El nuevo modelo de búsqueda será una combinación entre recursos humanos, estructura profesional y tecnología. “Tenemos buenos recursos humanos. Y vamos a apoyarnos en herramientas tecnológicas para bajar información. Después la tenemos que contextualizar y filtrar jugadores que veamos como potenciales. Ya estamos trabajando”, aseguró.
Carranza volvió. No para atajar pelotas imposibles, sino para atajar decisiones. Para cuidar la identidad, elegir perfiles y darle forma a un plantel que necesita firmeza, convicción y coherencia. Instituto le abrió la puerta otra vez. Y él entró sabiendo que ahora no se juega con guantes: se juega con el futuro.
