El fútbol argentino conserva, pese a las desprolijidades, inequidades y falencias que arrastra, la capacidad de sorprender y de movilizar incluso en las situaciones más complejas o cuando atraviesa mesetas de desinterés y apatía.
Las imágenes de hinchas de Colón con tantos años vividos derrochando lágrimas de alegría retenidas inundaron las redes desde el viernes. Costó permanecer ajeno a la emoción de esas personas de más de 90 años desconsoladas de felicidad luego que el Sabalero goleara 3-0 a Racing en la final de la Copa de la Liga Profesional para lograr el primer título de su historia.
La celebración con epicentro en Santa Fe (y festejos desaconsejados en estos tiempos de pandemia por la falta absoluta de prevención pensando en el contagio de Covid-19) fue bienvenida por todo el interior futbolero y por la comunidad futbolística en general, porque fue un campeón de tierra adentro que ganó sin discusión, que siempre apostó por el buen juego, que contó con un excelente entrenador como Eduardo Domínguez y que tuvo en Luis “Pulga” Rodríguez un referente querible, lleno de potrero, que irradió talento.
La consagración de Colón, que a principio del año pasado fue uno de los tantos equipos que se vio beneficiado por la anulación de los promedios del descenso, en una discutible decisión de la AFA, también tuvo repercusión directa en Córdoba, una plaza que sueña como pocas con tener una corona en Primera División. Hoy le toca a Talleres ser el único representante que intenta satisfacer esa pretensión del fútbol local. En la Copa que acaba de finalizar, en cuartos de final fue más que el posterior campeón, pero el desgaste físico le pasó factura, no pudo evitar los penales y en esa instancia el Sabalero se quedó con el pase a semifinales. Sin embargo, ni la “T” ni nadie por estas tierras deja de añorar esa vuelta olímpica en la máxima categoría, que con el paso de los años se trasforma en una gran obsesión.
Y para ratificar esa sensación de movimiento constante, el mismo fútbol argentino había recibido, apenas media hora antes de que empezara la final del viernes en San Juan, un gran impacto con la confirmación de la salida de Carlos Tevez de Boca. El anuncio de su despedida y su retirada abrazado con JuanRomán Riquelme fueron las imágenes de una tarde rara en la Bombonera. Sin dudas es una pérdida para nuestro fútbol, porque es de los pocos jugadores que pisaban sus canchas con pergaminos excepcionales. Así, pese a todo, sin parar y a su forma, sigue picando la pelota en Argentina.
