El árbitro Wilmar Roldán sanciona una falta sobre el área y todo el Monumental se congela. Se detiene el tiempo. Argentina no logra resolver un 0-0 jodido ante Ecuador en el debut en las Eliminatorias. Y todo se hace cuesta arriba.
Pero el “10″ hace un gesto de calma, acomoda la pelota lentamente. Mientras tanto, todos los celulares de las 84 mil personas en el estadio van a filmar ese momento. Porque puede suceder la magia.
Y así será. El zurdazo de Lionel Andrés Messi viajará en el aire y el mago habrá hecho su truco una vez más. Es un segundo, mientras el arquero Galíndez mira la pelota meterse en un ángulo.
Gracias al eterno “Leo” (ahora también máximo goleador de Eliminatorias Sudamericanas con 29) tantos, la selección argentina debutó con triunfo.
No le sobró nada, pero ganó. Y es la mejor forma de arrancar un nuevo camino. Para empezar a dejar atrás todo lo maravilloso vivido. Y empezar a escribir nuevas historias grandes.
Toda la expectativa que genera este equipo estuvo validada por lo que se vio en el campo de juego en esos primeros minutos ante Ecuador.
Lejos de relajarse, y como pidió su entrenador, el equipo mantiene el ADN competitivo y la idea de volver a ganar. Quieren más. El Mundial de Qatar ya es recuerdo, fotos, videos emotivos y tatuajes que no se borrarán.
Pero hay que empezar otra vez, todos lo saben.
Y Messi era el que más empujaba a un equipo que salió dispuesto a respetar su libreto de manejar bien la pelota, ser ofensivo, con un claro 4-3-3 y la mayoría de los interpretes que le ganaron aquella épica final a Francia (Álvarez y Di María esperaron en el banco su chance).
Fue el propio Lionel quien levantó las primeras ovaciones de la noche y también los primeros “uhhh” con un tiro libre que nadie pudo conectar y con un remate de afuera que casi se clava contra un palo. Todos antes de los 15 iniciales.
Ecuador respetó al campeón del mundo en ese comienzo. Se paró con cinco defensores atrás (no estuvo Piero Hincapié, ex Talleres, por lesión) y trató de cerrar todos los caminos.
Algunas imprecisiones en el local le pusieron un poco de suspenso a ese primer tiempo donde el equipo fue perdiendo brillo con el correr de los minutos.
Y los ecuatorianos se animaron lentamente a salir del fondo para arrimarse a “Dibu” Martínez.
Sobre el cierre de esa etapa, llegó la más clara: un centro de De Paul que desvió Lautaro y dio en el palo.
La sensación camino al vestuario y con el 0-0 es que Argentina se iba a tener que encender y esforzar al máximo si quería ganar el partido en su debut en Eliminatorias.
Le costaba mucho encontrar espacios y dependía de alguien que tuviera un instante de magia para abrir una defensa que parecía muy sólida y ordenada.
“Argentina vamos, ponga huevo, que ganamos”, arrancó cantando el Monumental para el segundo tiempo. Scaloni no metió mano en el 11 y mantuvo el equipo.
El equipo soltó más a los laterales (sobre todo Tagliafico) y Messi se activó para intentar resolver un encuentro que se podía complicar si los minutos corrían.
La gente pidió al “Fideo” Ángel Di María que calentaba y el DT decidió que el juego estaba para su zurda.
Cuando el rival se animaba a contragolpear, aparecía la figura del “Cuti” Romero, que cortó cada ataque para llevarse varias ovaciones.
Y fue justamente a Romero a quien le hicieron esa falta afuera del área rival.
El resto fue Messi haciendo de Messi en su máxima expresión. Un jugador sin edad, sin liga, sin igual.
El Monumental vivió otra noche de fiesta con la “Scaloneta” y empieza a dejar atrás los festejos del pasado para buscar nuevas copas.
Si está Messi, todo es posible.
