La historia del 2024 de Boca tuvo dos de sus momentos determinantes en el estadio Mario Alberto Kempes. Uno fue el 3-2 a River, por los cuartos de final de la Copa de la Liga. Ese fue uno de los días más felices de su gente en mucho tiempo: jugar un superclásico con las dos hinchadas, ganarlo y ganarlo bien, jugando bien. Eso fue éxtasis.
Y eso, increíblemente, marcó un antes y un después porque el equipo se pinchó, se estancó, no progresó. Perdería después con Estudiantes tambien en el Kempes. Luego se acabaría el ciclo de Diego Martínez (en Córdoba, vaya paradoja, después de perder con Belgrano). Y el año lo trajo a Boca a Córdoba para otro partido decisivo.
Ante Vélez, por la semifinal de la Copa Argentina, el camino menos complicado que tenía el club para volver a la Libertadores y no tener que jugar otra vez la Sudamericana. Y la gente de Boca hizo lo que hace la gente de Boca: enloquecer de pasión el lugar al que vaya el equipo.
Y las afueras del Kempes fueron La Boca en la previa. 35 mil hinchas se hicieron notar, se hicieron sentir, se hicieron ver. Porque para esa gente, este partido con Vélez era una final aunque no lo fuera. Porque para toda Córdoba fue una final. A la cita llegaron celebridades como Guillermo Cóppola (exmanager de Diego Armando Maradona), dirigentes de clubes (como Luis Fabián Artime, el presidente de Belgrano).
Climazo en el Kempes, con unas 10 mil personas de Vélez a puro barullo, a pura aliento.
Y por eso la noche fue una linda noche de fútbol. Que llovía no importó. Fue un lindo partido. Con las emociones de una “final”. Con la gente de Vélez explotando en el 1-0 y en el 2-0.
Con la de Boca soñando con la épica con el descuento de Cavani. Tiene eso la gente de Boca: el equipo hace un gol, lo grita segundos y después truena el “y dale, y dale Boca dale”. Y volvió a pasar con el 2-2 de Zeballos. Boca estaba con uno menos por la roja a Advíncula en el inicio del ST y era más que Vélez. Y su gente se volvía loca de felicidad.
Y ni hablar del 3-2 Belmonte. Pero... pero Vélez fue y sacó un 3-3 que nadie esperaba, solamente su público. Y Vélez hizo un milagro más grande que el de Boca. Otra vez Bousat. Y un 4-3 épico. Una locura en el Kempes. La historia de Boca, marcada en Boca. Y la de Vélez también.