La noche se empieza a poner oscura en uno de esos sectores de la Córdoba que pocos ven.
Pero en el Camino Chacra de la Merced, al este profundo de la ciudad, entre la capital y la localidad de Malvinas Argentinas, hay una luz que se encendió y que quiere iluminar fuerte.
Que permite que cientos de chicos que van y vienen tengan un espacio, un lugar para ser. Para soñar. Siempre detrás de una pelota.
En realidad no es una: son 40 potentes luces en seis torres, que han pasado a ser el gran orgullo del humilde Club Atlético Libertad, que compite en la Liga Cordobesa de Fútbol.
Esta pequeña pero pujante institución logró en un puñado de meses convertir en realidad un gran anhelo que parecía imposible: tener su propio sistema de iluminación en su estadio.
En la última reunión del Comité Ejecutivo de la Liga Cordobesa recibieron el permiso para poder jugar partidos oficiales en horario nocturno.
Algo que seguramente sucederá en las próximas fechas de la LCF, que este fin de semana comenzó su temporada 2025.
Desde su nacimiento (en 1923 se afilió a la Liga Cordobesa) Libertad siempre fue sinónimo de limitaciones pero también de sacrificio e intento de superación; de supervivencia en un medio hostil que enfoca siempre sus flashes hacia los grandes clubes y que olvida a los marginados.
La “L” hoy tiene su cancha en el camino a Chacras de la Merced, en un sitio que le fue donado por la Municipalidad de Córdoba.
Y ahora inflan el pecho con este sistema lumínico, que ya fue probado en cuatro amistosos y que recibió el “OK” de jugadores, entrenadores y árbitros.
“Los rivales nos dijeron que se ve mejor que en la cancha de la Liga Cordobesa. Quedó hermoso para jugar de noche”, cuenta “Maxi”, arquero del primer equipo y profe de los pibes.
Esta obra requirió 40 reflectores en seis torres, con luces LED de alta densidad. Y fue todo a pulmón, como suele hacerlo esta institución.
Las torres fueron donadas por un papá de un jugador de club, como así también parte de la mano de obra.
“Nosotros no pedimos plata para que nos colaboren, sino materiales para el club. Apuntamos a que íbamos a tener la luz en verano y así fue. Hasta en la mano de obra nos dieron colaboración”, cuenta Marcelo “Cachi” Maldonado, presidente de Libertad, mientras observa correr a cientos de pibes adentro de la cancha, más iluminados que nunca.
A “Cachi” se le llenan los ojos de lágrimas de la emoción. Es que sienten que Libertad está creciendo.
Hasta no hace mucho tiempo les costaba completar equipos para sus inferiores, que juegan en la División Bronce de la LCF.
“Hoy tenemos que dejar afuera chicos en cada categoría. Este club ha dado un salto enorme. Te digo que tenemos el 200 por ciento más de chicos”, señala Maldonado.
La Primera División está en Primera A actualmente, aunque Libertad siempre está en esa lucha por permanecer. Salvándose del descenso con lo justo, luchando con alma y vida. Así son ellos. Jamás dan una pelota por perdida.
Actualmente, Libertad tiene fichados unos 400 jugadores y jugadoras en todas sus categorías.
Cobran una cuota mínima de 8 mil pesos, principalmente para tener a los chicos y chicas asegurados ante cualquier inconveniente.
“Y al que no puede pagar, lo becamos. O cuando son varios hermanos, atendemos cada caso. Sabemos que la situación está difícil y estamos en un sector carenciado de la ciudad. Como siempre decimos, es mejor que estén estas dos horas en el club que en la calle. Esta es nuestra misión”, repite Maldonado, que lleva más de una década como presidente.
Ahora asumirá su hija Ludmila Maldonado como máxima autoridad, ya que continuará esta misma CD al no haber lista opositora.
Ricardo “Kiki” Maldonado, hermano de “Cachi” es el entrenador del primer equipo, dejando en claro que Libertad tiene una enorme ligazón con esta familia, los Maldonado.
Diego Peralta es el coordinador de todo el fútbol y otro de los hombres importantes en este momento.
“Esto lo hemos podido lograr gracias al apoyo de todos. Esto era más que todo para que los chicos de inferiores puedan entrenar, porque van al colegio a la tarde. Y en invierno a las seis, seis y media no se puede entrenar. Nos propusimos en ocho meses tratar de iluminar y se ha logrado. Son 40 reflectores de alta densidad, con luces LED, en seis torres. Estamos más que contentos. Las torres las donó un papá de un jugador, ‘Falucho’, que se puso muy contento al ver la obra completada. Libertad es un club humilde pero con un corazón tremendo”, cerró “Cachi” Maldonado.
A su alrededor, los pibes de la cantera siguen corriendo detrás de una pelota que es difícil de controlar.
Claro que en Libertad faltan un montón de cosas. Las carencias ganan por goleada.
Pero lo que sobra es pasión, amor por el club de barrio.
Y luces. Muchas luces.