La despedida de Daniel Alberto Willington impuso el luto en Talleres, pero también en el Mundo Vélez. Es que el crack condujo a Vélez Sarsfield a su primer título de AFA en 1968 y la distancia que había con Liniers no fue obstáculo para los hinchas, quienes dieron muestras de respeto y dolor en el velatorio realizado en el estadio de Talleres.
La congregación de figuras históricas y de la hinchada reflejó la magnitud del legado velezano. Minutos antes del responso, arribaron desde Buenos Aires, el presidente histórico del club del Fortín Raúl Gámez e hinchas como Omar Somoza -muy representativo-, además de la gente de las peñas velezanas, tanto locales como nacionales.
Willington: un grande dentro y fuera de la cancha
Para la afición y para quienes lo conocieron, Willington no solo fue un deportista extraordinario, sino una figura humana ejemplar. Omar Somoza, un hincha de Vélez que realizó el viaje desde Buenos Aires para el velorio, afirmó categóricamente que “no hay un jugador excepcional fuera de serie tan bueno como jugador, como persona”. Somoza situó a Willington “sin duda entre los cinco mejores de la historia”, y lo elevó a un nivel máximo al considerar que estaba “a la altura del más grande, Maradona”. Sin embargo, en la historia del club de Liniers, su estatus es supremo. En Vélez, “es el más grande es más grande, el 1. No hubo otro como él”, cerró el hincha que tenía un camisetón de Vélez, firmado por el gran “Daniel”.
Figuras históricas presentes en el velatorio
El sentir de la dirigencia fue representado por Raúl Gámez, quien siendo jefe de la barra lo vio campeón, hasta que se hizo presidente. Gámez describió el ambiente como “un sentir de mucho dolor, de mucho sufrimiento”, tras hablar en el responso junto al presidente de Talleres. Andrés Fassi.
Pese a la tristeza, el mensaje fue de inmortalidad, definiendo a Willington como un “grande” que vivirá para siempre. Gámez sentenció: “Daniel no murió, vivirá por siempre”. Para Gámez, Willington siempre será recordado como “el Daniel para los Talleres, al que él verdaderamente quería. Siempre pensaba en su Talleres jugando en Vélez. Mi sentir fue ese, el de venir y estar con la familia“.
El presidente Gámez se hizo presente para decirle adiós, dar el pésame a él y a la familia, y poder recordarlo. Su asistencia fue un acto de devoción, considerando que Gámez recientemente había sido internado por un infarto, razón por la que le habían colocado cuatro stents y tenía recomendación médica para no viajar.
A pesar de su condición, se vino lo mismo a Córdoba y dijo que se sentía “mejor que antes”.
Raúl Gámez también expresó una profunda lástima por el registro histórico de la época. Lamentó que las plataformas de televisión y video no existieran como lo hacen ahora, porque, según su criterio, si se hubieran filmado todos los momentos de su carrera, se evidenciaría que Daniel Willington “ha sido era una cosa espectacular”.
También hubo ex jugador como Víctor Hugo Sotomayor, surgido en Racing de Nueva Italia, campeón del mundo con Vélez y de Talleres en la Copa Conmebol.
La figura de Daniel Willington para Vélez fue como el primer plano del mapa del tesoro, que fue ese título de AFA: no solo marcó el lugar donde se encontraba el primer gran premio del club (el título de 1968), sino que también trazó la ruta, estableciendo el estándar de excelencia y el sentido de identidad que el club sigue buscando en sus futuros ídolos.
Esos hinchas de Vélez, le cantaron en la Boutique: “Y ya lo ve, y ya lo ve...Es el famoso cordobés”.
Willington era santafesino, nacido en Guadalupe, pero cordobés por adopción. Ídolo acá y de allá.
Por siempre.


























