¿Puede un nombre propio aliviar tanto una situación? Sí, puede. Ricardo Zielinski es el nuevo director técnico de Belgrano y ese anuncio descomprimió el pesado clima que se vivía en el Mundo Pirata. Después de la salida de Walter Erviti, que apenas rescató dos empates en cuatro partidos y que se transformó en el entrenador del club que menos duró en su cargo, a la dirigencia de Belgrano le hacía falta una decisión garantizada. Nada de apuestas, nada de “desconocidos”. Hacía falta alguien que sepa qué es Belgrano. Y fueron a lo seguro. Y lo seguro se dio porque “se alinearon los astros”.
“El Ruso” estaba sin trabajo después de su paso por Lanús. Y tampoco daba vueltas la idea de que Zielinski sólo trabajaría bajo el mando de Armando Pérez, el dirigente que refundó a Belgrano y que falleció hace unos meses y que había perdido en las elecciones justamente ante Luis Fabián Artime, quien dirige al club en este momento. No quedó en la escena nada de asuntos políticos ni viejas opiniones sobre la conducción del club…
El momento de Belgrano urgía. Y Zielinski vino y viene a calmar todas las aguas. Es fútbol y los resultados mandan, se sabe, pero con Zielinski el margen puede ser bastante más grande que con cualquier otro entrenador.
Por eso la foto de la oficialización de su regreso “a casa”, como lo anunció Belgrano en redes sociales, fue todo un mensaje. Ahí estaba Zielinski junto con Artime y con el otro gran cuestionado por la hinchada celeste en los últimos tiempos: Ariel Rojas, el director deportivo. La foto fue un relanzamiento de Artime y Rojas y, a la vez, del ánimo de la gente que fue a ver el partido con Aldosivi sin tanto drama. Aliviada. Incluso aceptando que podía pasar cualquier cosa ante Aldosivi. Incluso, también, bancando a Norberto Fernández, el entrenador interino que puso las cara después de las salidas de Guillermo Farré y Juan Cruz Real, en 2024; y de Erviti ahora.
Ese renacer del ánimo de Belgrano se vivió en la previa. La Voz recorrió las calles adyacentes al Gigante de Alberdi y le pidió su opinión a socias y a socios que iban a ver el partido. Palabras más, palabras menos, todos pidieron/reclamaron recuperar la identidad. La que sienten que se perdió con Real y con Erviti, dos “desconocidos”.
Con Zielinski, anhelan, que todo sea más normal, lógico y hasta simple. Para ser Belgrano no hace falta mucho más que eso. Y “el Ruso” es garantía de eso: cero experimentos. Y vuelve al club con 65 años y con un cuerpo técnico que tendrá a Emanuel Depaoli y Luciano Guiñazú (ayudantes de campo) y Alfonso Meoni (preparador físico), a quienes se sumarán colaboradores habituales del club en el plantel superior.
Zielinski estuvo en uno de los palcos de lo que para él es el “nuevo” Gigante. En sus tiempos de DT terminó jugando más en el estadio Mario Alberto Kempes que en ese estadio Julio César Villagra que no tenía la remodelada tribuna Cuellar ni la zona de palcos en la que anoche vio el partido.
Desde la tribuna Heredia se escuchó el “Rusóooooooooooo, Rusóoooooooooooo” cuando estaba camino al palco. Toda una muestra de la fe de la gente en su gestión para que el equipo arranque. Para que Lucas Zelarayán y compañía no sólo sean un plantel de nombres de jerarquía sino que den el salto y se transformen en el equipo competitivo que se presume que pueden ser.
Y ese que en la conferencia de prensa de los refuerzos se permitió dejar en el ambiente la palabra campeón sin sonrojarse.
Zielinski llega a un Belgrano que necesita estabilidad pero al que el ascenso con River ya le quedó lejos y que ahora quiere más: clasificaciones a copas internacionales y, alguna vez, meterse en la conversación por un título.
Al menos en la noche de este martes y ante Aldosivi se vio otro clima en la previa.