La emoción desborda en Oviedo, España.
Tras 24 largos años de espera, el Real Oviedo logró su anhelado ascenso a la Primera División del fútbol español, culminando un proceso lleno de perseverancia y dedicación.
En el corazón de esta gesta se encuentra Santiago Colombatto, un volante central cordobés de 28 años que, desde su “humilde lugar”, fue un pilar fundamental en este éxito y que hoy sueña más que nunca con vestir nuevamente la camiseta de la Selección Argentina.
La victoria determinante de 3-1 ante el Mirandés selló el retorno a la élite, bajo la dirección del técnico serbio Veljko Paunovic, quien cerró un ciclo personal al regresar como entrenador a un club del que formó parte cuando descendió en 2001.
El propio Colombatto llegó a la entidad hace dos años con el único objetivo de devolver al Oviedo a Primera División, un sueño que, confiesa, “fácil no iba a ser y fácil no fue”, pero que se logró gracias a “mucha lucha, mucho trabajo y mucho compromiso”.
La historia de Santiago Colombatto es un relato de tenacidad. Con apenas 10 años, dejó su natal Ucacha, en el interior cordobés, para probar suerte en Buenos Aires.

“Hoy lo pienso teniendo hijos y sí, fue una locura”, reflexiona Colombatto sobre esa temprana partida que le hizo perderse “muchas cosas de la infancia”, pero le permitió ganar “experiencias que te hacen crecer más rápido”.
En su camino, se topó con obstáculos: fue dejado libre de las inferiores de River –club del que es hincha y con el que sueña jugar algún día– y recibió un “no” en Racing de Avellaneda. Sin embargo, no bajó los brazos y, gracias a un amigo, viajó a Italia donde fichó por el Cagliari, con la ayuda del reconocido defensor colombiano Iván Ramiro Córdoba, quien se convertiría en su representante.


Desde entonces, su carrera lo ha llevado por clubes de Italia (Pisa, Trapani, Perugia, Hellas Verona), Bélgica (Sint Truidense), México (León) y Portugal (Famalicao), hasta llegar al Real Oviedo en 2023, donde se ha consolidado como un líder y baluarte, muy querido por la hinchada.
A sus 28 años, se encuentra en un momento de madurez y estabilidad, luchando por el ascenso que finalmente consiguieron, un logro que el año pasado se les escapó por “45 minutos” en la final contra el Espanyol.
Pero más allá de su éxito en Europa, el gran motor diario de Colombatto sigue siendo la Selección Argentina. Fue parte de la génesis del ciclo de Lionel Scaloni, integrando la Sub 20 en el Mundial de Corea del Sur 2017, los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“No paro de soñar con la selección. Es lo máximo para un jugador, es lo más importante que podés anhelar”, expresa con convicción, anhelando la “sensación” de volver a cantar el Himno y representar a su país.
En sus redes sociales, Colombatto escribió un largo texto dedicado a los hinchas del Oviedo.

“Somos de Primera, oviedistas. Quiero empezar esta carta para ustedes, que son los que se merecen más que nadie, después de pasar 24 años luchado al lado de su equipo para devolverlo donde nunca debería haber salido. Comiendo mierda, aguantando injusticias y bajando hasta el fono para poder tocar el cielo”, escribio “Santi”.
“Llegué hace dos años a estas tierras gracias a Jesús Martínez con un solo objetivo y sueño: devolverlo al Oviedo a Primera División. Fácil no iba a ser y fácil no fue. Dos años de mucha lucha, dos años de mucho trabajo, dos años de buenos y malos momentos. Dos años donde lo que nunca faltó fue compromiso”, prosigió.
También no se olvidó de sus padres: “18 años ya desde que nos separamos para emprender este camino juntos, pero a la distancia. Cuántas cosas pasaron, cuántos sacrificios hicieron, cuántos noches sin dormir, cuánto trabajo. Cuántas llamadas, cuántas lloradas, cuántas veces nos caímos y pensábamos que no íbamos a llegar. El día que nos dejamos en la pensión de Rive con 10 años, ese mismo día sabía que no les podía fallar. A la distancia, festejemos”.
La historia de Santiago Colombatto es un testimonio de lucha y perseverancia, desde el pequeño Ucacha hasta la élite del fútbol español, siempre con el sueño de su selección como horizonte.
Su regreso a la Primera División con el Oviedo no es solo un logro deportivo, sino también un trampolín para seguir persiguiendo esa oportunidad tan anhelada.