La tercera fue la vencida para el León del Sur. Tras dos episodios en los que tuvo que bajar la cabeza, masticar bronca e impotencia y pensar en renovar el esfuerzo, Estudiantes de Río Cuarto, a 40 años de su última participación en un torneo de la AFA, vuelve a esas lides tras empatar 1 a 1 con Deportivo Madryn y ganar el torneo Reducido de la Primera Nacional.
Como no podía ser de otra manera, el equipo celeste ofreció su máximo esfuerzo para alcanzar su objetivo, ante un adversario que lo presionó en el segundo tiempo en el que, tras anotar el primer gol, puso a todos sus hombres en clara posición ofensiva para buscar el otro tanto que llevara la definición del ascenso a la serie de penales.
Hubo que sufrir...
Hasta los 18 minutos de la etapa final, cuando Luis Silba clavó una media chilena en el arco de Brian Olivera, Estudiantes había controlado en líneas generales el juego de su rival, habiendo provocado, inclusive, las mejores situaciones de gol. En ese lapso, la firmeza de Gonzalo Maffini, la distribución de la pelota de Alejandro Cabrera y las llegadas al área ajena de Martín Garnerone y Javier Ferreyra fueron el principal sostén en una formación en la que todos desdoblaban su esfuerzo para defender su arco y para generar peligro en el contrario.
Ese cimbronazo, advirtió a Estudiantes que la última parte del camino hacia el ascenso iba a tornarse difícil e impredecible. Deportivo Madryn, tras la conquista, atacó por los costados, lanzando centros ponzoñosos que buscan abrir aún más la herida en su visitante. En ese entonces el trámite se tornó más combativo, surgiendo claramente la postura contragolpeadora del equipo hasta ese momento perdedor. Esa respuesta fue radical en el posterior desarrollo del encuentro. Agustín Morales, que había ingresado minutos antes, remató dentro del área ante varios rivales, que no pudieron impedir que el balón lanzara un mensaje de alegría para Río Cuarto.
La salida minutos antes de Federico Recalde, su líder en el medio campo, más el gol recibido, que lo había obligaba a volver a anotar dos tantos para definir desde los 12 pasos, fue un lastre demasiado grande para los movimientos posteriores del equipo del puerto.
Los minutos siguientes dejaron más abierta la chance de un segundo gol para Estudiantes que para los locales. El trámite siguió siendo intenso, jugado al límite, pero ya con una imagen más clara sobre la definición del partido. Con un hombre menos, el equipo del sur ya no fue tan incisivo, mientras que Estudiantes, haciendo correr la pelota, acompañó el paso de los segundos.
Los incidentes entre hinchas y la policía fueron el oscuro telón que cerró un espectáculo agradable y muy emotivo. El León del Imperio, dirigido por Iván Delfino, hizo realidad lo que no había conseguido en 2021, cuando no pudo llegar a la orilla ante Sarmiento de Junín y Platense.
Con mucha perseverancia, respaldada por los buenos resultados, y tras un comienzo de temporada con dudas, fue poniendo mojones de esperanza en un recorrido siempre sinuoso, que lo obligó siempre a dar lo máximo. Esta vez el destino lo premió con el anhelado ascenso, un buen motivo como para justificar su rugido más intenso.
