Estaba emocionado el doctor Julio Ferreyra. Sentado en el quincho de la pizzería Don Luis, reducto icónico de Córdoba, el médico celebraba sus 45 años en el fútbol rodeado por sus amigos, varios de esos tipos que hicieron historia en nuestro fútbol. “Los homenajes hay que hacerlo en vida y acá estamos los amigos del doctor Julio Ferreyra para reconocer sus 45 años en el fútbol y en el deporte”, decía el periodista Ramón “el Negro” Gómez, impulsor de la reunión que iba llegando a su fin.
“Julito” lo miraba y se reía, luego volvió a levantar la vista y calló. Solamente contempló. Luis Antonio Amuchástegui, Roberto Daniel Gasparini, Juan Manuel Ramos, Víctor Heredia y Pedro Marchetta, entre otros, fueron algunos de esos cracks de la historia de Talleres, Belgrano, Instituto y Racing entre otros, a los que conoció de pibes y con los que trabó una amistad de décadas.
Acostumbrados a ser reconocidos, esta vez los papeles cambiaron y ellos fueron quienes distinguieron al médico, aquel que se convirtió también, con el tiempo, en quien atendió a sus familias.
Esa plaqueta que le dio el vice intendente Daniel Passerini fue el presente de todos quienes se llegaron a lo de Pedro Iudicello, otro personaje surgido de nuestro fútbol y que fue fisioterapeuta de Bella Vista.

Anécdotas
Ferreyra estaba trabajando como jefe médico de Talleres, aunque la pandemia lo alejó un poco. Sin embargo, se hizo presente el directivo Carlos Merino y le entregó la camiseta 45, los años que Julio cumplió con la medicina en el fútbol y le informó que sería reconocido en el partido con Independiente por Copa de la Liga Profesional.
“Es un alimento para el alma. Estos amigos y éstos cracks que la gente tanto disfrutó, han estado siempre. En momentos de alegría y en otros difíciles. Me sorprendió la distinción de la Legislatura, de la intendencia, de Daniel Passerini. Esa plaqueta es hermosa. Cuando uno entra en años y la vida no es un océano sino charcos, suma mucho. Se me cayó un lagrimón. En la facultad me enseñaron los códigos de la medicina; pero también tengo los del fútbol, antes que nada.”, dijo el médico, quien también fue saludado por otro directivo de Talleres como Luis Fornari y los periodistas Fernando Medina y Darío Ferlauto
Julio fue el médico del Racing del 80 (estaba el ex directivo José “Chapa” Nieto y “el zurdo” Comán) y de ascensos con Talleres, Belgrano e Instituto y se emocionó cuando le entregaron fotos de su trayectoria. También lo abrazaron Raúl Villarreal, presidente de Medea y su hijo Daniel, el vice. Por teléfono se asomaron Humberto “Tigre” Bravo (mandó a su socio Jorge “Zurdo” Trigo) y Pascual Noriega, otro referente de ese equipazo que dirigía “Coco” Basile.
Ferreyra miró hacia el techo y cuando volvió en sí, largó con las anécdotas.
Sal. “El Racing de Basile debió ser campeón. Me iba a buscar al hospital Córdoba del que era su residente. Ahí le pasaba las novedades. Venía el miércoles desde Buenos Aires para entrenar al equipo. Un día jugábamos con Belgrano y me pidió ir a tirarle sal al banco. Y el DT era mi amigo Sebastián Viberti. La vergüenza que me dio. Yo no quería, pero tuve que ir. Me vio un colaborador. Y Viberti me insultó de arriba a abajo. Basile lo paró y casi se van a las manos. Al final, ganamos”.
Ropero. “En mi casa tiene un ropero de camisetas de jugadores que operé y curé”.
Marchetta. “Antún era el arquero de su Racing y nos coomimos cuatro goles. Una persona estudiosa y respetuosa. ‘Necesito que el próximo partido no me incluya’, le pidió al DT. ‘Cómo no me avisaste antes, h d p’, le dijo Pedro”.
Willington. “Fornero, que era volante, se lesionó y gritaba: “Venga doctor. No me toqués. Me saqué la muñeca”. Se arrimó el DT Willington y le dijo: “Con qué número te la sacaste, en clara referencia al número de la lotería”.
Amuchástegui. “Cuando goleamos a Independiente, fue descomunal. Pero hubo uno de los goles en que seguía gambeteando y no pateaba al arco. “El Coco” Basile casi se infarta. ‘No te pongo nunca más’, lo amenazó a Amuchástegui”.
Gasparini. “Era el más inteligente y el más serio. Cuando sacamos el Prode, fuimos a comer. Yo había chocado mi auto y estaba feliz porque había ganado para arreglarlo. Pero como nuestra boleta no había sido la única, Gasparini me dijo que no me iba a alcanzar. NO le quería creer, pero tenía razón”.
Ramos. “Era muy temperamental. Tenía que hacerle de campana porque su terapia era fumar en los entretiempos”.
Gratitud. “A Amuchástegui, Gasparini, Noriega, Maidana. Cuando no cobrábamos, hacían paro. En Racing y en Talleres. Igual que Artime, en Belgrano. No cobraban si nosotros no lo hacíamos. Los médicos y los invisibles del fútbol, no ganamos gran dinero”.
La velada se completó con la llegada de Marchetta, quien se fundió en un abrazo con Ferreyra.

