El fútbol tiene preparadas cosas muy locas para aquellos que se atreven a soñar. Para los que no se ponen límites.
Porque un día podés estar sentado en la sede del club Centro Cultural Alberdi, de Río Cuarto, hablando de fútbol en una mesa de chapa y sillas plásticas y, unos años después, podés estar en Manchester, Inglaterra, sentado en un coqueto restaurante hablando, también de fútbol, con Pep Guardiola.
Y, lo mejor de todo, es que vos sigas siendo el mismo. Que te mantengas inalterable.
En esa descripción puede encajar perfectamente Flavio Robatto, un entrenador cordobés nacido en Río Cuarto que (todavía) no está en el foco del fútbol argentino, porque escribió toda su historia en el exterior.
Pero es de acá. Muy de acá. Por eso, cada fin de semana está revisando los resultados de la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto para saber cómo les fue a Alberdi y a Estudiantes, dos clubes que siente “su casa”.
Robatto es un entrenador de 51 años que actualmente dirige uno de los clubes grandes de Sudamérica, que juega Copa Libertadores y Sudamericana con continuidad.
Flavio comanda el popular Bolívar, de la primera división de Bolivia, desde 2024. Allí fue campeón del torneo Clausura en 2024 y también del torneo de Primera División, con un porcentaje de efectividad tremendo hasta el día de la fecha: 62,5%, con 36 triunfos, 12 empates y 16 derrotas en 64 partidos dirigidos.
Fue jugador, haciendo inferiores en Estudiantes de Río Cuarto, donde jugaba junto con Pablo Aimar, y luego en Platense y en Comunicaciones, jugando en la B Metro.
Pero dentro suyo había un técnico que se fue desarrollando paso a paso desde el amateurismo, dirigiendo Alberdi de Río Cuarto, Andino de La Rioja en el Argentino C, Renato Cesarini de Rosario y Estudiantes de Santiago del Estero, para el Torneo del Interior.
Siempre fue un admirador de la filosofía de Marcelo Bielsa y los contactos que fue realizando lo llevaron a aceptar la propuesta de sumarse al cuerpo técnico de Alex Aguinaga, una leyenda del fútbol de Ecuador, que era el DT del Barcelona de su país.
Allí laburó de asistente de Luis Zubeldía, de Gustavo Costas y de Carlos Ischia.
Hasta que decidió lanzarse solo comenzando con Norte América, de la tercera división de Ecuador, en 2015. Luego, sería todo hacia arriba: Cúcuta Deportivo de Colombia, Alianza de Perú, Jaguares de Colombia, Liga de Loja de Ecuador, Atlético Huila de Colombia y Nacional de Potosí de Bolivia. Todo entre 2015 y 2023, cuando arribó a Bolívar.

“Yo, desde que dirigía Liga Local en Río Cuarto o Argentino C, disfruté mucho el camino. No es una frase hecha. Ahora ganando plata o estando en Libertadores no te cambian tanto las cosas. Obviamente, son cosas que uno soñó. Pero sigo la Liga de Río Cuarto todos los días. El reconocimiento no es que llegó ahora, siempre disfruté el fútbol desde que empecé. Es mi quinto país dirigiendo profesionalmente. Y estoy feliz con el recorrido. Hoy por hoy, con Bolívar salimos tres veces campeones. No alcanzamos octavos de Libertadores, pero estamos en Sudamericana”, le cuenta Flavio a La Voz desde La Paz, en un alto de un entrenamiento con su club.
“Yo tuve mucha suerte, estuve en Colombia en Millonarios, que es uno de los grandes, estuve en Ecuador en Barcelona, que es el más grande. Y ahora, en Bolivia, en Bolívar, que es el más grande. Eso te da muchas ventajas en cuanto a saber adónde llegaste. Llegás a un lugar de privilegio. El club le pertenece al City Group. Este año tuvimos la chance de hacer la pretemporada en Manchester. ¡Mirá hasta dónde llegamos! Si bien en la competencia, en una Copa Libertadores, Bolívar no está entre los presupuestos altos, pero sí es un equipo que compite. El año pasado quedamos afuera con Flamengo. Este año pasamos a Sudamericana. Es un club superorganizado, con todo lo que uno necesita, desde el punto vista profesional, para hacer un gran laburo. Arranqué en Albrdi de Río Cuarto a dirigir… Si bien hay diferencias abismales a lo que vivo, soy muy feliz con esto”, agrega Robatto.

Un “guardiolista” de profesión
Flavio no duda cuando es consultado por su estilo, por lo que le gusta transmitir con su equipo. La idea es emular, salvando las diferencias, a ese juego de posesión que fue el sello de Guardiola con su Barcelona, donde brilló Lionel Messi.
El DT español lo siguió haciendo en Bayern Múnich de Alemania y ahora en el Manchester City.
Y Flavio, gracias a esas vueltas caprichosas del fútbol, se encontró cara a cara con Pep en Manchester, para conocerse y charlar de fútbol, mano a mano.
“Estar en Manchester fue una experiencia muy linda. Estuvimos más de 20 días haciendo pretemporada con Bolívar. Fuimos a Londres a jugar con el Cristal Palace, tuvimos la posibilidad de jugar con Manchester un amistoso. Te pega bastante el hecho de conversar con Guardiola, tener esas posibilidades que te las da el vínculo del club. Fue espectacular. Me cayó la ficha cuando estuve cenando con él. Decir: ‘Puta madre, dónde estamos, cenando con Guardiola y hablando de la pelota’. Pero al final el fútbol es universal y lo mismo para todos. También estaba Juanma Lillo, que es su asistente. Yo soy un entrenador de ese estilo, de juego de posesión, los dos son una gloria para nosotros. Pep es una persona íntegra, somos gente del mismo palo más allá de las diferencias. Es un tipo humilde, a pesar de que no lo parezca…, muy llegador. Una de las charlas más lindas que tuvimos, más cercanas, era sobre las críticas, las puteadas (risas). El tipo sufre el maltrato… El tipo ganó 25 mil títulos y lo putean. Tuvimos muchos puntos en común. A todos nos putean igual (risas)”.
Robatto pregona un equipo que va al frente, con mucha gente de ataque. Un fiel reflejo de la idea que comparte con Bielsa o con Guardiola. Y lo dice sin vueltas.

“Nos gusta el juego de posesión, un equipo con corte ofensivo, protagonista, de ciertas intenciones siempre. Muy ‘guardiolistas’, si se quiere el término. Con nuestra impronta, obviamente. Pero con esa tendencia marcada. Soy un tipo que tuvo esta misma idea desde hace 20 años. Tengo claro que es lo que me gusta. No quiere decir que sea mejor o peor, son formas. Guardiolista, bielsista, podría decirse…, no soy antinada. Eso aclaralo, por favor”, se ríe.
En todo este camino, Flavio se fue ganando el reconocimiento en distintos países, como Colombia, Ecuador o Bolivia, donde es un entrenador de cierto renombre.
Obviamente, ha tenido algunas ofertas de Argentina que desechó por la urgencia con la que se vive aquí. Todavía no recibió esa propuesta que lo sedujera para dejar todo y volver.
“He tenido varias chances de dirigir en Argentina en estos últimos dos o tres años, pero ninguna para dejar un club de este tipo. Evidentemente somos riocuartenses y, cuando me vaya, voy a volver a Estudiantes de Río Cuarto o a Alberdi. Esto va cambiando, un día te estás por ir a México, al otro día se cayó. Hoy no tengo un horizonte. Si me dieras a elegir, el fútbol brasileño me encantaría. Por un desafío personal. Es el más fuerte de Sudamérica. Hay muchos muy buenos equipos. Sería un sueño… En Europa estuve en 2019 en Polonia, en segunda división. No me sentí muy cómodo por la barrera idiomática. No es algo que me desvela. Si me dieran a elegir un equipo grande de Europa o de Sudamérica, elijo Sudamérica. Soy arraigado a esto. Un grande de Argentina es igual a un grande de Italia o de España”, se sincera.
“Tuve una propuesta fuerte de Vélez, también de Gimnasia o de Huracán. También me llamaron de Instituto cuando ascendió… Pero nosotros somos 10 personas en el cuerpo técnico. Nunca soy solo… Hay muchas situaciones que evaluamos entre todos. Como es cambiante nuestra profesión, intentamos elegir la mejor estabilidad, teniendo en cuenta lo deportivo. El fútbol argentino es muy riesgoso. A los cuatro partidos te echan. Te tiene que convencer el proyecto. Si te va mal, te va mal como en todos lados. Ir a aventurar o a una cosa en la que no confiás no es lo más inteligente”, explica.

De Río Cuarto, como Aimar
Robatto cuenta que fue un volante de corte ofensivo, al que le gustaba “jugar”. Y compartió equipo con varios jugadores de su ciudad que llegaron, como Pablo Aimar y Julio Mugnaini.
“Toda mi infancia la pasé en Estudiantes de Río Cuarto, después fui a Buenos Aires. Fui dirigido por el papá de Pablo Aimar, el famoso ‘Payo’. Estudiantes y Alberdi de Río Cuarto son mi casa. Los tengo presentes todos los días. Hoy, después de 30 años, los sigo en cada partido. El sentimiento está metido. Ha cambiado mucho el fútbol desde aquellos años. Yo jugaba de volante, hoy sería un interior. Jugaba bien… Con Pablito jugábamos juntos. Él es más chico. Con Pablito, con Julio Mugnaini, tuvimos la suerte de compartir…”, recuerda.
Si hay algo que lo distingue, es que siempre trata de dar oportunidades a jóvenes entrenadores que están comenzando. Así como él tuvo una puerta abierta en el momento justo, trata de abrir caminos.
“Tengo mucho contacto con chicos que están empezando como entrenadores, de Córdoba, de Río Cuarto. En mi cuerpo técnico, somos cuatro riocuartenses. Tengo cercanía con los que recién empiezan. Consejos no soy quién para dar, pero decirles que sí se puede. Hoy es mucho más fácil, que hace 15 o 20 años, tener el acceso a información, de cómo se entrena el Real Madrid o cualquier equipo, eso nos acerca a ser más profesionales. Con condiciones, cualquier entrenador está más cerca de llegar al profesionalismo que antes. Además del nombre o de haber sido jugador, antes era más difícil. Había menos posibilidades… Hoy los chicos que tienen condiciones tienen más posibilidades que antes. Trato de ayudar al que me escribe, he invitado a muchos chicos en Colombia, en Ecuador, a que fueran a los entrenamientos. Cosas de las que uno no tenía posibilidades. A todos intento transmitirles mi experiencia y ayudarlos”, cuenta.

“Cuando arranqué en Alberdi en liga local, quería estar en un equipo profesional. Después, cuando dirigí Libertadores, sentí que había cumplido la mayoría de esos sueños que tenía. Ya fui campeón de primera. Un sueño pendiente hoy es volver a Argentina, en un equipo mío, donde yo me formé. No tiene que ver con la gloria deportiva. Está lejano todavía. Creo que tengo unos 10 años tranquilo para disfrutar”, cierra Flavio Robatto, el DT que un día salió de Río Cuarto y una noche cenó con Guardiola. Y sigue siendo el mismo.