El comienzo de la Copa de la Liga será a todo vértigo, a tono con la dinámica que tienen los partidos de esta época. Entre su iniciación, el 23 de enero, y la disputa de la séptima fecha el 24 de febrero, se jugarán nada menos que 105 partidos. En ese lapso, sólo en seis días no habrá actividad alguna.
El motivo de semejante compactación futbolística, al menos en Argentina, es el igualmente apretado calendario diseñado por la AFA, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) y la Fifa, que aglomerarán en esta temporada el certamen local junto a las copas Libertadores y Sudamericana, más la Copa Mundial de Clubes.
Estas siete fechas en 32 días hacen un promedio de disputa de un partido cada cuatro días y medio, lo que implicará una exigencia inicial contundente, luego de realizar una pretemporada relativamente corta. Buena parte de los planteles volvió a entrenar el 2 de este mes. Teniendo en cuenta el inicio del torneo previsto para el 23, sólo se destinarán tres semanas en preparar el cuerpo y la mente para la alta competencia.
Este diseño de las máximas autoridades del fútbol de Argentina y del mundo sólo ha tenido que enfrentar reacciones aisladas de entrenadores y de jugadores, que reclamaron un lapso más prolongado para descansar y para evitar o recuperarse de lesiones.
La temporada anterior se ha caracterizado, entre otras cosas, por los padecimientos físicos graves de 38 jugadores, que en su transcurso sufrieron la tan temida rotura de ligamento cruzado anterior, lesión que lo ha marginado por un periodo prolongado. Por ejemplo, los jugadores de Belgrano, Ulises Sánchez y Lucas Passerini, recién podrán volver a jugar en el comienzo de la Copa de la Liga luego de lesionarse el 29 de marzo y el 2 de abril del año anterior, ante Tigre e Inter de Porto Alegre, respectivamente.
La decisión del Comité Ejecutivo de la AFA de armar un cronograma que abarque los 12 meses de 2025 marca la intensa actividad que tendrán los equipos que, además, tendrán que jugar las copas internacionales. No debe olvidarse que, en medio de tantos compromisos, también estará presente la Copa Argentina, que irá ocupando los espacios en blanco que vayan dejando los otros torneos.
¿Esto es bueno o malo para el espectador y para el futbolista? El consumidor de esta práctica deportiva estará de parabienes, ya que tendrá partidos y competencias para todos los gustos, en una industria que día a día se amplía y que parece no tener límites en ocupar espacios. El jugador, mientras tanto, sabe del placer y el privilegio que representa llegar a primera división y estar en la cartelera de un espectáculo cada vez más masivo. El riesgo a correr es el desgaste físico de tantos partidos al año y más con el nivel de exigencia exterior que obliga a estar entre los mejores de cada campeonato.
Una desapasionada visión de un año futbolístico en el que brotan partidos a toda hora y por todos lados debería obligar a la necesaria pregunta sobre si tanta competencia no supera lo que los futbolistas pueden dar en una cancha y lo que los espectadores pueden ver, sin apabullarse ante una abigarrada oferta que parece ir en aumento. En medio de todo este panorama, las casas de apuestas se frotan las manos y disfrutan el momento.
