El historial del clásico Belgrano-Talleres: por qué están “empatados”, los números en Alberdi y en AFA

Tal vez porque en los clásicos se espera siempre el resultado positivo, la serie de empates que acompaña al derbi cordobés desde hace cuatro partidos, parece interminable e indigerible.

Sobre todo para Belgrano, ansioso en volver a festejar, a más de seis años de su último triunfo (2-1 en un amistoso jugado en julio de 2018) y a pocos días de cumplir ¡19 años! sin vencer a Talleres en encuentros oficiales.

Por el lado de la “T”, que en las últimas temporadas sonrió mucho más seguido que su tradicional adversario (sólo perdió el citado amistoso en los últimos 14 cruces), también tiene objetivos a superar para cortar otra serie negativa: la de volver a liderar el historial absoluto (oficiales más amistosos) después de más de dos décadas (desde el 20 de septiembre de 2003).

El 405 de una rica historia

Será la edición 405 de una rivalidad nacida hace 111 años que divide las aguas desde la primera bronca, aquella del 17 de mayo de 1914, cuando chocaron por primera vez en un cotejo donde los de Alberdi ganaban 1-0 en el Gigante (por entonces apenas un potrero), antes del escándalo que derivó en suspensión y el retiro de la “T” con apenas un puñado de minutos en juego.

La cuestión, bien local por cierto, germinó con varios capítulos más y se expandió hasta tomar estado nacional hace medio siglo atrás.

El 4 de agosto de 1974, el clásico cordobés comenzó a cobrar otro calibre. Ese día, por la disputa de la tercera fecha del Campeonato Nacional, chocaron en la cancha de Instituto (la Boutique estaba en refacciones) en el primer duelo realizado en el ámbito de la AFA.

Talleres, que acababa de iniciar el proceso más exitoso hasta entonces, intentaba desbancar a un Belgrano que lucía predominante en la primera mitad de los ‘70. La expectativa fue mayúscula y el resultado anticipó una tendencia que, a nivel afista, viene marcando la ruta: fue un empate 1-1.

A partir de entonces, las igualdades han gozado de mayoría absoluta por torneos de AFA, puesto que más de la mitad de las veces que se enfrentaron no hubo vencedores ni vencidos.

En los 41 partidos que disputaron a nivel nacional hubo 22 empates (54 por ciento del total), con mínima paternidad de los albiazules, que se impusieron en 11 ocasiones contra 10 del Pirata, una estadística que el equipo de Ricardo Zielinski buscará poner parda otra vez.

La “T”, con números positivos

Talleres, que viene transitando por uno de los peores arranques de un torneo en su historia (un triunfo en 10 fechas), trae, sin embargo, números positivos al clásico en los últimos tiempos.

El domingo, el Matador pretende estirar su racha oficial sin derrotas ante la “B” que ya suma un invicto de 13 cotejos (tres victorias y 10 empates), aunque por imperio de tantas igualdades, suma a su vez seis años y medio sin poder derrotar a los celestes.

La “B”, a favor en Alberdi

En Alberdi, escenario del próximo choque, Belgrano acumula nueve partidos sin derrotas ante la “T”, con cuatro triunfos (todos amistosos) y cinco empates. Allí cayó por última vez en un amistoso del 27 de mayo de 1981, cuando el visitante se impuso 1-0 con gol de Luis Ludueña.

Para buscar un éxito oficial albiazul hay que ir un poco más allá, hasta el 15 de abril de 1979, oportunidad en que celebró un 1-0 por el Apertura de la Liga Cordobesa (gol de José Omar Reinaldi). Sin embargo, el dato clave para los albiazules es que, jugando de manera oficial allí, ¡suma 13 visitas sin derrotas!, con cinco victorias y ocho empates.

Desde aquel lejanísimo 1914, los números arrojan una asombrosa paridad: 133 victorias de cada lado, además de 137 empates y la originalidad de un partido sin resultado conocido debido a un boicot de la prensa a un encuentro correspondiente al Neder Nicola de 1975 que hasta hoy nadie ha podido documentar fehacientemente.

El nuevo capítulo encuentra a ambos con deudas futbolísticas, cuentas pendientes y rachas por quebrar o superar. Será, una vez más, con los dientes apretados y sin guardarse nada para responder a esa consigna tribunera que ordena, como tantas veces, que “el domingo tenemos que ganar”.