Aunque ya no ocupa un banco de suplentes, Jürgen Klopp sigue dejando huella en el fútbol mundial. Retirado tras cerrar un ciclo glorioso en Liverpool, el entrenador alemán reflexionó sobre su forma de liderar y las diferencias culturales que observó entre los futbolistas de distintas procedencias. En su análisis, mencionó ejemplos de Argentina, Senegal y Alemania, países que, según explicó, moldean personalidades muy diferentes dentro de un vestuario.
Actualmente vinculado al grupo Red Bull como Director Global de Fútbol, Klopp participó del podcast The Diary Of A CEO, donde compartió su mirada sobre el liderazgo y la gestión de equipos. Aunque el ciclo está orientado al mundo empresarial, el alemán volvió a su terreno natural: el vestuario y la convivencia diaria con los jugadores.
“No podés tratar igual a todos”
Klopp explicó que siempre buscó equilibrar la igualdad y la empatía al momento de comunicarse con sus dirigidos:
“Los trataba un 50% del tiempo a todos por igual, y el otro 50% según lo que cada uno necesitara, pero siempre delante de los demás”.
Esa fórmula, detalló, le servía para evitar malentendidos y fortalecer la confianza grupal. Luego, con su estilo frontal, ejemplificó la imposibilidad de aplicar un trato uniforme sin considerar el contexto de cada jugador:
“No, claro, porque él es de Argentina, creció en una casa sin ventanas, y vos sos de Múnich, donde todo estaba bien. ¿Querés que te trate igual que a él? ¿De verdad?”.
Klopp remarcó que la historia personal y el entorno cultural influyen directamente en cómo cada futbolista enfrenta los desafíos del alto rendimiento: “Crecer en Alemania obviamente es distinto que crecer en Senegal... es diferente”, sostuvo.
Sin embargo, también dejó en claro que había límites en esa flexibilidad: “Después todos estamos juntos en el vestuario, y alguien dice: ‘Bueno, esta es la regla para todos’. Y sí, claro, hay cosas básicas: llegar a tiempo, cumplir con lo fácil y todo eso”.
El respeto por el carácter argentino y la entrega sudamericana
Aunque a lo largo de su carrera no dirigió a muchos futbolistas argentinos, Klopp admitió su admiración por la mentalidad del jugador sudamericano, a quien considera formado en la adversidad. Entre sus dirigidos nacidos en Argentina se destacan Alexis Mac Allister, a quien apodó “Macca” y dirigió en 46 partidos durante su última temporada en Liverpool; y Lucas Barrios, nacido en Buenos Aires pero nacionalizado paraguayo, quien fue una de sus piezas ofensivas en el Borussia Dortmund. También compartió plantel con Diego Klimowicz en sus primeros años como técnico.
Por el lado africano, el caso más emblemático fue el de Sadio Mané, símbolo senegalés y figura clave del histórico tridente ofensivo que compartió con Mohamed Salah y Roberto Firmino. Klopp lo fichó desde Southampton en 2016 por unos 45 millones de euros y juntos compartieron ocho temporadas y 269 partidos, forjando una relación que trascendió lo futbolístico.
Ya lejos de los bancos, Klopp continúa inspirando con su visión humana del liderazgo, recordando que el fútbol —como la vida— se construye entendiendo las diferencias.