“No es por mí que salimos campeones… es por el grupo, por todos los que hacemos Platense. Hicimos historia y quedamos en la historia del club. Pienso en mi mujer y en mis hijas, las que me apoyaron siempre. Mi familia toda, que saben todas las que pasamos”, dijo Guido Mainero ante la televisión después de marcar el 1-0 con el que Platense le ganó a Huracán en la final del Torneo Apertura.
El cordobés de 30 años vive su hora más feliz en el fútbol. Y lo hace en Platense, a donde llegó luego de un paso breve por Instituto en Primera, hace una temporada, en la que jugó poco.
Guido Mainero pasó por momentos duros en su carrera. Y en Instituto llamó la atención con su humildad, yendo a entrenar en bicicleta desde su casa en barrio Juan B. Justo hasta el predio La Agustina.
Lo contó a La Voz en 2017. “Hasta hace poco recorría en una bicicleta amarilla hasta el predio. Pegué el estirón y me quedó chica. Igual son seis o siete cuadras nomás. Por suerte, hace poquito me pude comprar un auto, pero aun estando en la Primera me venía en la bici”.
Y agregó sobre aquella anécdota. “Al comienzo, cuando aún no tenía un sueldito era uno más de los de abajo. Ahora por suerte me toca venir en auto pero sigue la misma humildad de siempre. Aparte no gasto ni en nafta. Ahora a la bici la tengo guardada en casa. Igual vivo tan cerca del predio que no llegaba ni a entrar en calor”.
También contó por qué es hincha de Instituto. “Mi viejo (René) fue el que me hizo fanático”. Iban juntos con su hermano Franco, que también jugó en inferiores del club de Alta Córdoba.
Cuando jugaba poco y también trabajaba
La Voz contó aquellos días difíciles de Guido Mianero.
Cuando los meses pasaban y las chances de ser profesional para vivir del fútbol parecían esfumarse, Mainero se arremangó y empezó a mirar con buenos ojos otras alternativas.
Apenas terminó el secundario quiso dedicarse al fútbol por completo, pero como el panorama no era alentador, hace un par de años se anotó en el Plan Primer Paso y comenzó a trabajar en una fábrica de juntas y arandelas. Y obviamente, se iba en su bici amarilla.
“Estuve unos meses nomás. Era un momento en que no veía salida en el fútbol. Pero ayudaba un poco nada más, no llegué a aprender mucho”, recordó sobre la época en que se entrenaba por la mañana y trabaja en las tardes.
También debió recurrir al coaching deportivo para salirse de esas malas sensaciones, como contó en otra entrevista con La Voz.
Guido Mainero decidió apelar al coaching una vez que supo que el entrenador Iván Delfino no lo iba a tener en cuenta y que su carrera en Instituto iba camino a terminarse después de 14 años en el club de Alta Córdoba. Es más, su contrato vencía en diciembre pasado y no iba a ser renovado.
“En un evento, en agosto de 2016, nos presentó un amigo en común y Guido me contó que quería apelar a esta disciplina. Era un momento clave en una carrera en la que se había esforzado mucho”, comentó Francisco “Pancho” Arrietto, quien desde ese momento fue el coach del pibe de Instituto. “Apelamos al darse cuenta. Mainero nos contó que el nuevo DT les había dicho a él y a otros cuatro pibes de las inferiores que no los iba a tener en cuenta. Nos comentó que había comenzado a entrenar a media máquina y comenzamos a repotenciarlo con charlas individuales. Pero entendió que bajonearse no le iba a servir de mucho. Se comprometió, sumó el gimnasio. Su actitud cambió y fue más comprometida. Su primer objetivo fue poder integrar el plantel. Lo que sigue es más conocido”, agregó “Pancho”, que es preparador físico y está ligado al tenis hace más de 20 años.
Volvió a ser tenido en cuenta y ingresó en un partido infernal (la gente insultaba al DT y le pedía que se vaya) como fue aquel de Santamarina de Tandil en el que Instituto terminó igualándolo gracias al aporte de los dos jugadores que ingresaron en el complemento: el mencionado Mainero y Gustavo Gotti. En los siguientes cuatro partidos fue titular y logró que el club lo llamara para renovar contrato.
“El poder estuvo en él; no en el coach. Solamente tenía que darse cuenta y reflexionar”, cerró Arrietto.
Hoy Guido Mianero es el héroe del campeón del fútbol argentino, el Platense que hizo lo imposible y eliminó a todos.