Los momentos previos a los partidos de un Mundial suelen ser caóticos para periodistas. Es el tiempo en el que hay acomodar equipos tecnológicos, imprimir un ticket para la ubicación en un pupitre del estadio, coordinar la cobertura con un compañero y varias otras actividades bien específicas de la profesión.
Que no son simples, por cierto. Y menos en un evento de la magnitud de una Copa del Mundo. Y menos si es en un país tan diferente a la cultura occidental como el que se está llevando a cabo en Qatar.
El idioma juega una mala pasada y la falta de entendimiento produce cortocircuitos constantes en tareas operativas (tales como tener que explicar por qué se lleva un micrófono en la mochila).
Todo sobre el Mundial Qatar 2022 en La Voz
Ese (reiterado) barullo se da en el Media Center del estadio 974, en el último partido que se disputará en ese escenario especialmente montado para el certamen y que será desmontado en los próximos días.
La “cancha de los contenedores” tiene su última función con un Brasil-Corea del Sur por los octavos de final. Ahí se vivirá un verdadero show de Brasil, con cuatro goles lindos para un bello triunfo sobre los asiáticos.
Pero volvamos al barullo de la prensa antes de un partido. En una fila para “pelear” por un “locker” (un espacio en el que se puede guardar un bolso, por ejemplo) hay un diálogo entre el enviado de La Voz y un colega de India. Que esto que lo otro, que aquello. Y cuando se dice la palabra Córdoba en la conversación hay alguien que se aparece en la escena.
–Hola, ¿de Córdoba?
–Sí, sí, claro. Del Diario La Voz del Interior.
–¿No es Mario Kempes de Córdoba?
–Sí, de la provincia de Córdoba. Mario es nacido en Bell Ville, una ciudad de la provincia.
–¡Yo soy Mario Kempes!
–…
Lo que sigue es fijar la mirada en la credencial del periodista brasileño que interpela a La Voz. Y sí, se llama Mario Kempes. Y su apellido es Pereira. Se arma la charla…
Cuenta que tiene 50 años, que su papá era un jugador de fútbol de la liga local de Fortaleza, de donde es él. Que su papá amaba ver fútbol y que durante el Mundial 1978, disputado en Argentina, se enamoró del juego de Kempes, quien fue el máximo goleador de aquel certamen en el que la albiceleste consiguió su primer título mundial.
Relata que su padre le hablaba maravillas de Kempes. Él asevera que tiene pocos recuerdos de ese torneo porque tenía apenas seis años. Por supuesto que al ser periodista, trabaja de modo freelance en Qatar, tiene absolutamente claro quién es y quién fue Mario Alberto Kempes.
Le preguntó a La Voz si Kempes estaba por Qatar. Le dijimos que sí, que el Matador está invitado por la Fifa a ver el certamen y que se lo vio en los estadios en los que jugó Argentina hasta ahora: el Lusail, el 974 y el Ahmad Bin Ali. Sueña con encontrárselo. Sueña con hacerle una nota. Sueña con tener una foto con él. Y sueña con ir a Bell Ville.
Le hacemos la broma que sería considerado ciudadano ilustre ahí en Bell Ville y se ríe. Le contamos que en Córdoba tiene un estadio con su nombre y anhela conocerlo para sacarse la foto aunque avisa que sí sabía del escenario cordobés con el nombre del exdelantero argentino (”se jugaron muchas definiciones importantes en ese estadio Kempes).
El Mario Kempes brasileño quiere, como todo Qatar, una semifinal entre Argentina y Brasil (claro que ambos seleccionados deberán pasar a los duros Países Bajos y Croacia en cuartos de final, respectivamente). Y quiere que ese partido se dé también para tener la chance de conocer al Kempes “verdadero”, el argentino, el cordobés, el belvillense.
