“Pero se mueve”. La frase fue atribuida a Galileo Galilei, científico renacentista que fue procesado por la Inquisición porque descubrió, a través de la observación, que la Tierra se movía alrededor del sol y no al revés como postulaba la Iglesia. Cuenta la leyenda que para evitar terminar asado al espiedo en una hoguera pública, muy populares por esos años, Galileo se retractó frente al tribunal inquisitorial pero que, al retirarse, murmuró tozudamente entre dientes “y, sin embargo, se mueve”.
302 años después de aquel histórico proceso del año 1633, la humanidad enfrenta a una nueva duda decisiva sobre si otro objeto esférico se mueve o no. Se trata del balón del partido entre Atlético de Madrid y Real Madrid durante la definición por penales, y en el momento en el que Julián Álvarez procedió a convertir el suyo frente al arquero Courtois.
El VAR y el árbitro del partido decidieron anular el gol del cordobés por considerar que hubo dos toques en el momento de la ejecución: el primero, sin intención y con el pie de apoyo movió supuestamente el esférico antes del impacto con el botín derecho de forma tal que el arquero quedó completamente desorientado “y sólo pudo mirar como entraba al arco con la resignación de un pavo de Acción de Gracias camino al sacrificio”, dice el informe del colegiado.
Apenas ocurrida la anulación, y como hace tres siglos, estalló de nuevo la polémica. 300 años atrás fue Galileo contra la Inquisición en Roma y, ahora, en Madrid el “Cholo” Simeone contra la Uefa, que respaldó la decisión arbitral. Uno a favor del movimiento y, otro, defendiendo la inmovilidad. Pero ambos sosteniendo sus posiciones al punto que el DT colchonero desafió a los periodistas de la conferencia de prensa a que “levantara la mano” el que hubiera visto que la pelota pateada por La Araña se había movido. Ya sea porque nadie vio que se moviera o para no quedar pegados con las turbias simpatías políticas de Elon Musk, lo cierto es que ninguno en la sala se animó a levantar mano alguna.
Es que, mal que le pese al arquero Courtois, que defendió la capacidad de observación del VAR, lo cierto es que ni con el telescopio de Galileo puede verse que la pelota se mueva del punto del penal. Una vez más, el VAR logra lo imposible: sancionar algo que no existe, lo que renueva el debate sobre si este dispositivo tecnológicos también sufre de alucinaciones o ve espejismos como los seres humanos a los que debería ayudar, o si en algunos casos mira para otro lado como los árbitros de carne y hueso.
Cosa de brujas
Finalmente, se confirmó la causa de la angustiante falta de gol que arrastra Edinson Cavani en Boca: el uruguayo es víctima de un trabajo de brujería realizado por un hechicero matriculado fuertemente vinculado con demonios y espíritus regionales poderosos, un hechizo que virtualmente convirtió al uruguayo en un “goleador en estado de animación suspendida, un artillero inerte, un delantero sin arco, un helicóptero sin hélices, un charrúa sin lanza”, según describieron desde el club.
Un astrólogo contratado por Boca para lidiar contra los maleficios que pueden recaer en el plantel fue quien descubrió el encantamiento luego de que “El Matador” se fagocitara el gol de la clasificación frente a Alianza Lima en Copa Libertadores. “No le erró a la pelota, sino que su pie atravesó el balón que, por efecto de la magia negra, perdió materialidad cuando Cavani intentó entrarle”, explican desde el Departamento de Contrabrujería de Boca.
Hasta ese momento se manejaban dos hipótesis para explicar la sequía del depredador oriental. Una es de la de la “pólvora mojada” que se sostiene en la ancestral creencia futbolística de que los goleadores tienen una carga explosiva en la punta de su botín que hace salir el balón disparado como una bala de cañón cuando lo impactan y que cuando por razones climáticas o de exceso de riego del césped ese detonante se humedece se termina el poder goleador.
La otra explicación es la del “arco cerrado”, fenómeno que ocurre cuando el arco se rodea de un escudo invisible de energía (un campo de fuerza defensivo como el de la nave Enterprise de la Flota Estelar), que desvía cualquier balón con destino de red sin explicación aparente.
En el caso Cavani, el especialista en temas paranormales de Boca dio una explicación más racional sobre la verdadera razón de su falta de gol: una camiseta de Cavani fue enterrada en un cementerio maldito junto a la tumba de un decapitado, en el marco de un ritual de magia negra que incluyó velas negras, calaveras y que contó con la presencia de algunas almas del infierno, una agrupación de zombies de Lomas de Zamora, el representante de Satanás en el AMBA, dos vampiros y al menos un hombre lobo. “Fue una movida importante”, señalan conocedores del tema. Allegados a la directiva del club, sostienen que se dio el paso decisivo para recuperar al Cavani goleador de la influencia paranormal.