Juan Carlos Portillo también quedó en la historia de Talleres. Como desde que llegó al club, sus expresiones más importantes fueron en la cancha, donde más importa, y poco fuera de ella. Casi nada en redes o medios tradicionales.
Sin embargo, la Supercopa Internacional obtenido con Talleres y ante River, en Paraguay, fue una excepción y dejó unas palabras. Contundentes y precisas. “Ya era hora. Lo veníamos buscando y se nos dio. Sufrimos y valió la pena. Pensé en la familia. Es lo más importante. Hay que agradecerle a la gente por el apoyo de siempre”, le dijo a la 1913 en el campo de juego del estadio “Ueno, la Nueva Olla”, donde hacía minutos el primer equipo albiazul había logrado vencer a River en definición por penales para ser el campeón de la Supercopa Internacional.
“El Sicario” fue bandera de este título, clave para su equipo e implacable para los rivales. Miguel Borja, el goleador “millonario” midió fuerzas en todo sentido y perdió siempre. En el mano a mano, en el anticipo o cuando tuvo que ir a buscar al colombiano al dominar la redonda. Sebastián Driussi, Maximiliano Meza, Manuel Lanzini y el que fuera.
Ninguno pudo pasar. Quizá la pelota, pero jamás la marca. Fue tremendo. Maximizó sus virtudes, disimuló esos errores posicionales sobre los que tanto machacó. Podía irse, pero no siempre tendría relevo. Lo hizo y casi le da la victoria a Talleres con un remate que exigió a Franco Armani. Lideró el movimiento defensivo y de recuperación contra el River de Marcelo Gallardo.
Por eso es “el Sicario”. Porque es capaz de trabar con la cabeza hasta sangrar para levantarse y cruzar la cancha como una exhalación.
¿Lo mejor? Volvió a vivir una historia de superación. En todo 2024 y en lo que va de 2025 subió a la zaga, uno de los puestos alternativos que había desempeñado en Unión. El relato se repetía como en 2023, cuando apenas llegó y tuvo que jugar de lateral izquierdo. Hasta que el entonces DT Walter Ribonetto y el presidente Andrés Fassi resolvieron que ya no volvería a hacerlo.
“Porti” pensó que al fin jugaría de volante central, el puesto que mejor conocía. Sin embargo, tuvo que dar una mano en la zaga. Con Matías Catalán aprendió bastante, hasta que el defensor de la selección chilena sufrió una severa lesión; luego, su compañero fue Juan Gabriel Rodríguez y la dupla tardó en sincronizarse. Sufrió, sufrieron, igual Talleres.
Hasta que llegó el momento de la consagración.
Y fue con un auténtico Portillo, cruzando la cancha para cerrar in extremis o romper el circuito de juego rival. Es de los tipos que está preparado para todo. ¿Su complemento? El kickboxing. Eso lo convirtió directamente en una roca. Una roca, veloz.
Lo que dicen de él
“Portillo es un jugador que nos transmite mucho. A todos: a sus compañeros, al rival, a nuestra gente. Contagia cosas positivas dentro del trámite de un partido, ganando, empatando o perdiendo. Es un líder futbolístico que tenemos, más allá de que en la comunicación no se explaye o sea de no hablar mucho. Es su perfil, pero él habla dentro de la cancha. Con sus acciones, por su personalidad, por la agresividad con la que juega, su valentía, tanto en ataque como en defensa”, afirmó su DT Alexander Medina.
“Es un jugador que gana duelos, que rompe líneas bien desde atrás... Está rayando a gran altura. Es uno de nuestros pilares. Hay que reconocerle el trabajo, y hoy la gente, muy atinadamente, lo ovacionó. Se sintió con fuerzalo que representa para nuestro equipo. Ojalá que podamos sumar gente de ese perfil, para que podamos aumentar esa identificación con el equipo”, terminó diciendo “el Cacique”.
El capitán Guido Herrera también lo había elogiado: “Es una fiera en la cancha, pero puertas adentro es muy tranquilo. Creo que está en su mejor momento; nosotros lo disfrutamos muchísimo. Está en su mejor momento. Da placer verlo entrenar y jugar. Va a todas las pelotas con la misma decisión. Hoy lo necesitábamos y volvió a aparecer cuando estábamos corriendo por todos lados y no podíamos convertir. Son muy pocos los jugadores de esas características. Tenemos que seguir disfrutándolo”.
Se quedó
Pese a no jugar en su posición natural, Talleres recibió ofertas importantes de la MLS de EEUU y de Brasil, pero la decisión de Fassi fue no venderlo. Hace poco se habló de una propuesta de Gremio por siete millones de dólares y, aunque nunca llegó, el presidente albiazul, dijo: “Valdrá más”.
La operación tampoco lo vuelve loco. “El Sicario” la tiene clara. Sabe que su sueño de ser jugador le costó mucho. Salió de Puerto Rico, Misiones, donde era difícil soñar. Largó en Crucero, pasó a Unión y Talleres le compró el pase.
“Pensé en la familia. Es lo más importante”, dijo Portillo.