Emanuel Reynoso, a la derecha y con la pelota atada a la zurda, en su vuelta al Mundo Talleres. Ahí vive, sueña y suelta su impronta. Por más que el entrenador Alexander Medina crea que todo tenga mucho más sentido cuando se traslada al centro de la cancha.
Como fuera, “Bebelo” hoy tiene la prioridad del “Cacique” para ser el conductor de la “T”, y también la de sus compañeros. El que tenga la redonda, ya sabe, “¡¡a ‘Bebelo’!!”, se escucha desde el banco de suplentes en clara referencia al volante ofensivo albiazul para pensar en un buen ataque y en un Talleres mejor.
La pelota siempre al “Rey”, el otro apodo del “33″. O algo así.
No fue fácil el regreso para Reynoso. No lo es. En el imaginario popular albiazul, se creía que “Bebelo” llegaba como un gran socio para Rubén Botta y, eventualmente, como una alternativa.

Sin embargo, para Medina, esa dupla tuvo minutos y con el partido empezado. La realidad fue que el “10″ fue titular y “Bebelo”, su reemplazo, hasta que la competencia interna y los resultados determinaron que el DT cambiara prioridades.
“Bebelo” aprovechó. Solo o acompañado. Sin nadie a la vista para tirar una pared o, de repente, con tres o cuatro socios amontonados, casi sin espacios para progresar o en otra sintonía, directamente.
Tuvo que crecer en un Talleres con importantes amplitudes térmicas.
Aquel que, el 5 de marzo pasado, fue campeón ante River, en la final de la Supercopa de la Internacional; el mismo que fue eliminado de la Copa Argentina por Deportivo Armenio, el 19/3, y el que, tras completar el 0-0 ante Godoy Cruz de Mendoza, el sábado pasado, igualó el peor arranque de la historia en Primera con un triunfo en 10 partidos, como en la temporada 1987/1988.
Del título al papelón en pocos días. Ni más ni menos.
“Bebelo” es esperanza, pero no pudo escapar a esas amplitudes. Lanzó a Talleres hacia adelante y sembró el terror ante el River de Gallardo cuando ingresó en La Nueva Olla; cambió el partido con Deportivo Armenio, en Colón de Santa Fe, al convertir el 3-3 (su primer gol en el regreso), pero también erró sus penales en las definiciones ante “el Millo” y frente al equipo de la B Metropolitana.
“Volví para salir campeón”, dijo Reynoso en Paraguay, a poco de darse ese primer título en Primera de AFA que ni la “T” ni él tenían. Fue distinto “Bebelo” en su regreso. Con menos marca que aquel volante interior derecho de la era Kudelka y más cerca del enganche que salió de Cibi y pasó por Peñarol, antes de adquirir su formación definitiva en el semillero albiazul.
Ahora, como todo Talleres, vive la previa a un clásico al que ambos rivales llegan en deuda. “Bebelo” es de los pocos tipos que tienen el capital para saldar lo que haga falta. Es ahora, cuando debe ponerlo al servicio de una causa muy exigente y que no es para cualquiera. El clásico puede ser un hito de cambio, cabe para la Copa Libertadores y todos los frentes. Que se haga realidad depende de los protagonistas.
“Bebelo” sabe cómo es.