La selección de San Marino, elegida de manera unánime como la peor del mundo, sintió finalmente el efecto de tan despectiva calificación e inició en 2024 una remontada futbolística que incluye su reciente y festejado 3-1 sobre Liechtenstein, una remontada de visitante nada menos que en el intimidante Rheinpark Stadion, el “Trampero de Vaduz”, escenario que alguna vez fuera definido por jugadores del seleccionado alemán como un “lugar del que no es fácil salir”, aunque el periodismo berlinés consideró que se referían a un embotellamiento de transito que padecieron en una visita a ese escenario.
Lo cierto es que los sanmarinenses lograron allí su primera victoria como visitantes de su historia, la tercera de su corto historial. Pero, sobre todo, su triunfo más celebrado ya que le permitió abandonar el pelotón de cola de la Uefa Nations League al ascender de la Liga D a la C, a costa de su clásico rival sobre el que aseguran haber creado una paternidad porque le ganaron dos veces en 2024. “Nacieron hijos nuestros, hijos nuestros morirán”, cantaban entusiasmados los hinchas de San Marino para frustración y enojo de sus pares liechtensteinianos quienes, a su vez, reclamaron ante la Uefa la prohibición de ese estribillo al que consideran delirante.
Los representantes del seleccionado alpino acudieron a Suiza con estadísticas en las manos para demostrar que con San Marino sólo jugaron ocho partidos, de los cuales ganaron tres, perdieron tres y empataron dos, con lo cual hay paridad “absoluta” y “ninguna paternidad”. Asimismo, y si bien reconocen que los tres partidos que ganó San Marino en toda su historia fueron sobre su seleccionado, sostienen que el choque entre ambos seleccionados tampoco constituye un clásico debido a que se enfrentan oficialmente desde 2020.
“Si siguen agitando lo del clásico y la paternidad, nos retiraremos de las canchas como hizo el seleccionado de Kosovo ante Rumania, en Bucarest, cuando los hinchas locales pusieron en duda la independencia de este país. Basta de gilada”, señalaron allegados a la Federación Liechtensteiniana de Fútbol, haciendo referencia a la polémica decisión del seleccionado kosovar, uno de los tantos escándalos políticos que rodean a las disputas europeas.
Desde la Uefa ponen paños fríos a las diferentes situaciones que se están generando y aseguran que algunos seleccionados están un poco sensibilizados, como el caso de los jugadores kosovares que cuando les dicen que Kosovo pertenece a Serbia se ponen como locos. “Es comprensible porque el país está medio flojo de papeles y si se generaliza este concepto de que no son independientes se quedan sin seleccionado, teóricamente reaccionan por patriotismo pero también en defensa de su fuente laboral”, sostienen dirigentes europeos.
De todos modos, en la sede de la Uefa en Nyon, Suiza, existe una sobria capilla a la cual los dirigentes acuden periódicamente a rezar y prender velas para que no se den determinados cruces complicados geopolíticamente entre selecciones afiliadas como España-Gibraltar, Armenia-Azerbaiyan, Kosovo-Serbia, Kosovo-Rusia, Kosovo-Bosnia-Herzegovina, Kosovo titulares – Kosovo suplentes.
Sin embargo los hinchas de San Marino no se dan por aludidos de todas estas cuestiones y están convencidos de que están haciendo temblar al fútbol europeo desde que rompieron la racha negativa que arrastraba su selección desde hacía dos décadas y que le valió el apodo de “La Peor”. El último triunfo que habían festejado fue también en su momento la primera victoria de su historia, ocurrió en abril de 2004 y fue 1-0 sobre Liechtenstein con un gol de Andy Selva que fue recordado a lo largo de los años como los hinchas de Racing recuerdan el gol de Cárdenas al Celtic. “Lo estuvimos viendo durante 20 años y lo gritábamos y brindábamos con cerveza como cuando ocurrió. Fue un momento inolvidable” recuerda un hincha sanmarinense.
Pero aquella victoria y aquel gol conformaron un efímero momento de gloria al que siguió una larga travesía por el desierto de 141 partidos sin ganar (135 derrotas y seis empates), con 21 tantos a favor y 568 en contra. “No se trató de un fenómeno de arco cerrado sino que directamente nos sacaron el arco, pero ahora todo cambió” graficó un allegado al seleccionado sanmarinense luego de la primera victoria de este año sobre Liechtenstein también por 1-0 en septiembre pasado. “El compacto de goles a favor dura tres minutos y el de goles en contra dura más que Lo que el viento se llevó” agrega un simpatizante cinéfilo recordando que ese clásico del cine tiene una duración de tres horas y 58 minutos.
En San Marino saben que las derrotas seguirán llegando pero su siguiente objetivo es ganarle no sólo a Liechtenstein sino también a Gibraltar, a la aguerrida Luxemburgo o a la siempre difícil formación de balleneros de las Islas Feroe con sus temibles arpones. El optimismo de los hinchas “La Serenissima” desafía cualquier mala racha de largo aliento que quiera asomar en el futuro.