Talleres salió fuerte en este mercado de pases para encontrar las mejores jugadoras de cara a una temporada dura en primera división. Las Matadoras buscaron a lo largo y a lo ancho del continente, sorprendiendo con la incorporación de dos centroamericanas.
Una de ellas es Natalia Mills, delantera de 31 años que tiene un largo recorrido, con paso por Europa, y que nació en Panamá. Luego de tres años en el Alajuelense de Costa Rica, decidió dar un gran salto en su carrera y arribar a la Argentina, a Córdoba, para ser refuerzo del Matador.
Debutó en el primer partido como titular, en el clásico ante Belgrano, dando algunas muestras de lo que puede hacer en velocidad. Con un período de adaptación natural por el cambio de liga, Natalia Mills espera aportar toda su experiencia en un club que la sorprendió.
En una charla con La Voz Deportes, la panameña habló sobre si llegada a Córdoba, su historia de vida y lo que espera de este nuevo desafío deportivo.
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-¿Cómo te ha recibido Córdoba y cómo han sido estos primeros partidos en Talleres?
-La verdad que maravilloso. Estoy muy agradecida con Dios y con las personas que me abrieron las puertas. Las compañeras me acogieron bien desde el primer día, haciéndome sentir como si ya tuviera mucho tiempo en el equipo. Los partidos han sido tremendos, con un ritmo de juego superfuerte y superbueno.
-¿Qué te sedujo de venir a Argentina, considerando que el fútbol femenino argentino no es de los más fuertes económicamente?
-Creo que es un reto, una oportunidad que la vida me puso adelante. Ya había cumplido un ciclo de tres años en Costa Rica y sentí que necesitaba algo nuevo. Me plantearon un buen proyecto y todo fue muy rápido. A pesar de que el fútbol femenino acá no es tan fuerte como en otras ligas, para Panamá y Centroamérica, esto es totalmente diferente, es otro nivel.
-¿Qué similitudes y diferencias encontraste entre Talleres y otros clubes importantes en los que has jugado?
-Algunos clubes en España ni siquiera tenían todo lo que tenemos acá: un centro de alto rendimiento, alimentación, psicóloga, nutricionista, todo lo que nos brindan para entrenamientos y partidos. No se asemeja en nada a lo que se vive en el fútbol femenino en Panamá, ni siquiera el 10%. Es gratificante estar en este gran club.
-¿Qué te encontraste en Talleres como equipo e institución?
-Sin haber jugado el primer partido, ya me escribían al Instagram dándome la bienvenida a uno de los mejores clubes de Córdoba. Las compañeras me recibieron superbien, se siente la emoción que tienen por estar en primera división y el amor por la camiseta. Estoy acá para respetar esa camiseta y dar lo mejor de mí. Una se siente como profesional en este equipo, es algo que no puedo explicar, es muy gratificante. No me equivoqué al venir.
-¿Cómo ha sido tu trayectoria desde joven, jugando en Centroamérica y España?
-Ha sido una carrera maratónica, con altos y bajos. En 2018, después de perder un repechaje para clasificar al mundial con Argentina, pensé en retirarme. Sin embargo, salir de casa y dejar a la familia es duro, pero al final, cuando uno hace lo que ama, no es un sacrificio, sino algo que se vive día a día. Estuve casi dos años en España, tres años en Costa Rica, jugué una Copa Libertadores hace muchos años. Venir acá es bonito, todo lo que he vivido y lo que quiero seguir viviendo.
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-¿A qué edad te fuiste de tu casa para jugar al fútbol y cómo era tu vida en Panamá?
Estuve en la sub-17, sub-20 y siempre tuve la oportunidad de ser convocada a la mayor. Siempre he sido disciplinada y constante para mantenerme ahí. Logramos el objetivo de clasificar a nuestro primer mundial, algo que no puedo explicar con palabras. Fue una fiesta bonita, donde nos encontramos con grandes jugadoras. Nos tocó jugar contra Brasil, Francia y Jamaica. No nos fue tan bien, pero lo vivimos y fue un sueño.
¿A qué edad te fuiste de tu casa para jugar al fútbol y cómo era tu vida en Panamá?
Trabajé en la policía en Panamá durante cinco años, mientras jugaba al fútbol. A los 26 años, salió la oportunidad de ir a España y mi familia me apoyó. Al principio no me quería ir, pero las oportunidades no se presentan dos veces. En ese tiempo, el fútbol femenino no estaba tan desarrollado como ahora. Estar fuera de casa es complejo, pero el amor al deporte me mantiene acá.
-¿Cómo viviste tu debut en el clásico contra Belgrano?
No lo puedo explicar. Toda la semana escuchaba a mis compañeras hablar y cantar sobre el clásico. Viajo con Agus Rufino, y ella ponían música y me contaba sobre lo que se vivía acá en Córdoba y la rivalidad futbolística. Tuve que empaparme y ver videos para entender lo que sentían. Fue bonito salir al estadio y ver 15,000 personas, algo que no se ve ni siquiera cuando jugamos con la selección en mi país. De los tres partidos que he jugado hasta ahora, ese ha sido el mejor.
-¿Para qué crees que está el club y qué sentís que podés aportar con tu experiencia?
Creo que el club está para grandes cosas. Nos plantearon un buen proyecto y trabajamos día a día. A pesar de que prácticamente todas somos nuevas en primera división, queremos estar siempre en lo más alto de la tabla y ganar partidos. Estamos comprometidas con este proyecto. En lo personal, quiero aportar mi granito de arena, mi experiencia. Les digo a mis compañeras que soy una persona tranquila, que no habla mucho, pero dentro de la cancha siempre voy a intentar dar lo mejor de mí, con asistencias y velocidad, que es mi cualidad más grande. Quiero seguir adaptándome a las compañeras, al club y al sistema de juego, que tiene un alto ritmo. Ojalá Dios nos dé la oportunidad de aspirar a grandes cosas.