Gustavo Peralta asegura que se enamoró de Adriana Dal Porto desde el Jardín de Infantes. Y se ríen. A la escena la miran y la admiran sus hijas: Florencia (32 años), Candelaria (31), Rocío (30) y Sol (26). Y se ríen más cuando Gustavo y Adriana dicen lo siguiente: “Pero estábamos enamorados de Belgrano y Talleres mucho antes jajajaja”. Es así. Ella de Talleres. Fanática. Él de Belgrano. Fanático.
“Nos aceptamos pero nos prometimos algo, el día que tuviéramos familia no le íbamos a imponer nada a los nenes o las nenas que vinieran”. Y fueron nenas nomás. Y aceptan que fue así. También aceptan que son de Belgrano porque… “no sabemos, ja, somos de Belgrano hasta la médula. Amamos a Belgrano y a mamá, ja”, coinciden.
En esta familia está todo bien con los amores. Hay amor por Belgrano. Hay amor por Talleres. Hay amor entre todos… Y lo cuentan a La Voz, que registra todo en fotos y en videos a través de Belén Pezzutti y José Gabriel Hernández.
Las anécdotas familiares sobre Belgrano y Talleres son muchas e intensas. Florencia y Candelaria cuentan de cuando mamá Adriana les regaló unas remeras de Talleres “compradas en el súper”. “Las usaron un tiempo pero no… cuando fueron a la cancha con el papá… se enamoraron de Belgrano”. Esas remeras siguen estando en casa. Son evidencia de esa convivencia Belgrano-Talleres en casa. Rocío cuenta sus historias también de cómo iban a la cancha con mamá y papá. Sí, Adriana, de Talleres, iba con toda la familia y después se iban cada quien para su lado del estadio.
Incluso Adriana a veces iba al lado de Belgrano para poder estar con las nenas y Gustavo. Hoy Adriana va a Talleres sola, con uno de sus yernos y con su nieta, que es de Talleres.
Entre fotos y toma de videos, las historias fluyen y generan risas. Para todo hay dos historias, se ríen. “La que cuenta mamá y la que cuenta papá”, bromean. Pero hay una que les encanta y es cuando un Día de la Madre tres de las nenas y Gustavo se fueron a ver a Belgrano con Boca y Adriana se quedó con una de ellas. “Te amamos Má, le sueltan ante el micrófono de La Voz”.
Esa postal de mamá sola se repetirá este domingo a las 15, cuando se vayan a ver el clásico en Alberdi. “Pero nos mandamos mensajes en el grupo que tenemos, ja”. Esa buena onda, esa convivencia es el mensaje la familia. Y se nota.
Aunque la gran historia entre todas las historias es la del nacimiento de Sol, la más chica. 5 de julio de 1998. La final del siglo. Talleres-Belgrano en el Chateau por el ascenso a la Primera División. Adriana con trabajo de parto en una clínica del centro. Gustavo en el estadio. Mensajes por beeper. “Venite que ya nace”, le llegó al dispositivo. Y así fue.
Gustavo y amigos salieron del estadio después de los penales que le dieron el ascenso y llegaron a tiempo a ver el nacimiento de Sol. “Para mí, felicidad completa: ascenso y nacimiento”, afirma Adriana. La cara de Gustavo, al tiempo que la escucha, muestra que lo suyo fue mitad y mitad.
Y Sol tiene para decir que haber nacido en esa fecha tan mágica para Talleres no le quitó ni un poco de mística a su sentimiento de ser de Belgrano.
Porque en la vida diaria de esta familia ser de Belgrano o Talleres es lo más lindo del mundo.