No fue un llamado más. No fue una charla apurada ni un mensaje indirecto. La historia de la llegada de Franco Jara a Instituto empezó de otra manera, distinta, casi a la vieja usanza. Hasta la casa del delantero llegaron Jorge Carranza, secretario técnico del club, y Federico Bessone, director deportivo, para sentarse cara a cara y contarle el proyecto. Para hablarle de fútbol, de ideas, de lo que la Gloria pretende construir. Y ahí, en esa charla sin apuros, empezó a gestarse uno de los refuerzos más fuertes del mercado.
“No es lo mismo que te llamen por teléfono a que vengan a tu casa en persona”, reconoció Jara, en exclusiva con La Voz Deportes, en su primera nota como jugador albirrojo. El atacante de 37 años venía de quedar libre de Belgrano y tenía varias propuestas sobre la mesa. Pero Instituto jugó su carta más fuerte: convicción, cercanía y un proyecto claro. “Creo mucho en la palabra. Juan (Cavagliatto), Jorge (Carranza) y Fede (Bessone) estuvieron muy bien en tomarse el tiempo para hablarme del proyecto”, explicó.
Instituto cerró el acuerdo esta semana y se aseguró a un delantero de jerarquía para la temporada 2026. No fue sencillo. Hubo competencia y un esfuerzo económico importante para quedarse con un futbolista que todavía genera consenso en el mercado. Jara llega a préstamo por un año, con un recorrido que entre otros clubes incluye a Belgrano, Pachuca y la MLS, y con algo que no se compra: experiencia.
Claro que su edad despertó murmullos en algunos hinchas. El número aparece rápido en cualquier análisis. Pero Jara no esquiva el tema. “Siempre digo que la edad es solo un número. Lo que importa son las ganas y cómo uno se siente día a día”, afirmó. Y fue más allá: “Hoy me debo a Instituto por confiar en mí y hacerme parte de este nuevo proyecto deportivo”.
Una camiseta con peso propio
El delantero sabe que llega a un club con historia, exigencia y memoria larga. Sabe también que no hay cheques en blanco. Por eso insiste en un mensaje que repite como mantra: preparación, compromiso y humildad. “Voy a tratar de estar lo más fino posible en lo físico para ayudar en lo que sea al club”, sostuvo. Y agregó: “Quiero estar a disposición del técnico desde el lugar que me toque. Ojalá la adaptación sea sencilla y rápida”.
En Alta Córdoba lo esperan goles, sí, pero también liderazgo. Y Jara no le escapa a ese rol. Cuando habla de objetivos, el discurso suena ambicioso pero realista. “Instituto tiene que ser un equipo protagonista. El objetivo principal es clasificar a los playoffs. Dependerá de la preparación y de creérnosla un poco. Hoy el fútbol argentino hace que el equipo más regular y competitivo físicamente iguale a cualquiera con más nombres”.
Todavía no pisó La Agustina, aunque ya recorrió el estadio y mantuvo reuniones con el presidente. El vínculo empieza a tomar forma. “Ojalá sea uno más de los grandes delanteros que hicieron historia en Instituto. Cada uno escribe la suya, y ojalá pueda escribir la mía”, dijo, con respeto por el pasado y la ilusión intacta.
Jara, ¿con cuerda para rato?
Sobre su futuro, no se ata a plazos. “No sé cuántos años más voy a jugar. Voy día a día. Me siento bien físicamente y eso es lo que importa”, confió. Incluso dejó en segundo plano la final pendiente de la Copa Córdoba, donde podría cruzarse con Belgrano en su debut si es que finalmente el partido se lleva a cabo con profesionales en enero. “Hoy solamente tengo en la cabeza ponerme bien físicamente”, aclaró.
Antes de cerrar, dejó un mensaje directo para el hincha albirrojo. Sin vueltas, sin promesas vacías. “Voy a dar lo máximo dentro y fuera de la cancha. Quiero darles alegrías y aportar desde donde me toque. Como profesional, lo voy a entregar todo”.
Así llegó Franco Jara a Instituto. No por casualidad ni por descarte. Llegó porque alguien fue a buscarlo, porque le hablaron de frente y porque creyó. Ahora, el desafío empieza en la cancha. Y la Gloria ya sueña.
