San Lorenzo atraviesa uno de los momentos institucionales más delicados del último tiempo tras la aparición de un video en el que se ve al presidente del club, Marcelo Moretti, recibiendo 25.000 dólares de manos de María José Scottini, empresaria platense vinculada al mundo de los medios.
Las imágenes, filtradas en redes sociales, encendieron las alarmas en el ambiente político y futbolístico del club, y derivaron en una licencia temporal solicitada por el propio Moretti mientras se aclara la situación.
Lejos de esconderse, Scottini rompió el silencio y aseguró que la entrega de dinero no fue un soborno, sino una donación de carácter privado destinada a colaborar con la institución. Según su versión, el aporte tenía como fin apoyar el desarrollo de las inferiores del club, donde su hijo —Simón Coronel— entrenó durante un tiempo, aunque sin llegar a debutar oficialmente.
“Fue un gesto de agradecimiento”, habría expresado la empresaria en diversas entrevistas, haciendo hincapié en el trato recibido por su hijo por parte del personal del club. Además, afirmó contar con documentación que respalda la entrega como un acto legal y voluntario.
Sin embargo, el contexto y la forma en la que se realizó la transacción generan dudas: el dinero fue entregado en mano y filmado en secreto, lo que alimentó sospechas sobre la transparencia de la operación. Scottini, por su parte, se mostró molesta con la difusión del material, y denunció que el video fue grabado sin su consentimiento, insinuando incluso una operación política en su contra.
El impacto del escándalo ya se hizo sentir puertas adentro de San Lorenzo. Con la licencia de Moretti, el club queda en una posición frágil en lo institucional, en un año en el que también afronta desafíos deportivos importantes. La dirigencia busca contener el daño y ganar tiempo mientras se analizan los pasos a seguir.
La historia de Scottini no es ajena al mundo público. Empresaria vinculada al periodismo gráfico y radial, fue candidata política en elecciones pasadas y es esposa de un reconocido representante de futbolistas. Su nombre, hasta ahora poco conocido por el gran público futbolero, quedó en el centro de una polémica que reabre el debate sobre las prácticas de financiamiento informal y los límites difusos entre la colaboración privada y el conflicto de intereses en el deporte.
Por ahora, no hay una causa judicial abierta, pero tanto en el mundo político del club como en las redes sociales, el episodio sigue generando tensión. La gran pregunta que queda en el aire es si se trató efectivamente de una ayuda desinteresada o si hay una trama más compleja detrás del sobre.