Desde que fue ratificado como entrenador y no interino de Talleres, seis meses atrás, Javier Gandolfi no hace más que sumar halagos en materias de resultados y rendimiento de su equipo en la Liga Profesional, más allá de aquella “rachita” de tres partidos, entre la sexta y la octava fecha del torneo, en las que sumó sólo un punto de nueve posibles.
En ese trayecto, “Cobija” se fue consolidando en el cargo, con fuerte ascendencia y llegada de su mensaje a un grupo que, hasta ahora, le responde tanto adentro como afuera de la cancha. No está haciendo más que repetir, por su personalidad y temperamento, lo que significó como referente y capitán del equipo, hasta que dos años atrás decidió retirarse.
Con un estilo mesurado, analítico, de pocas palabras pero de mucho sentido común, y con una acabada comprensión de cómo siente y qué necesita un jugador por haberlo sido hasta hace poco, Gandolfi, a los 42 años, es de esos entrenadores jóvenes que crecieron muy rápido en la profesión. Pero lo viene haciendo con bases sólidas, pisando firme y con el apoyo absoluto de un dirigente como Andrés Fassi, quien vio en él las características que el modelo de gestión deportiva del club requiere.
En lo que va del torneo, y en sintonía con ese contexto, ha dirigido 16 partidos oficiales, con 9 triunfos, tres empates y sólo cuatro derrotas. De 48 puntos posibles, ha sumado 30 -el 62,5 por ciento- y pese a su condición de ex defensor, ha conformado un equipo netamente ofensivo y, hasta ahora, el más goleador del torneo.
Y en ese trayecto, se dio el gusto de ganarle nada menos que a Boca y a River, en el Kempes, y a Racing, en Avellaneda. Y como si con eso no alcanzase, también venció a Instituto, en su cancha, dando por tierra con el supuesto condicionamiento de las canchas ajenas, en las que un público hostil puede terminar convirtiéndose en un jugador más del equipo local.
La presión que ejercen los “Piratas” en Alberdi, es irrefutable. Pero también lo es que no por casualidad Talleres es el segundo mejor equipo de campaña como visitante. De siete partidos, la “T” ganó cuatro, empató dos y sólo perdió uno. Y en eso Gandolfi también tiene algo que ver.
Si Talleres gana hoy, Gandolfi no sólo conseguirá un triunfo histórico por los años que el clásico no se juega allí en Primera y por lo que significaría vencer, en un escenario tan complicado y ajeno, a ese buen equipo que es Belgrano y que también llega bien al clásico cordobés.
Una victoria así también lo ubicaría, sin dudas, en la galería de los mejores entrenadores argentinos de la actualidad, cuando aún le queda mucho por crecer en una profesión que suele convertirse en una picadora de carne y que no se caracteriza por la paciencia para con ellos.
