La pelota le bajó justo para su pierna izquierda, siendo derecho. Y le pegó con una fe bárbara. Una fe que ha movido montañas.
Porque si hay alguien que siempre se ha tenido fe, esa persona fue él, el hombre del gol del campeonato histórico para Platense.
No, no fue fácil.
Desde aquellos inicios en Instituto, que no fueron sencillos, donde no siempre jugó en inferiores. Desde aquellas épocas en las que iba a entrenar en la ya famosa bicicleta amarilla, que su familia todavía conserva como un tesoro.
Y ni hablar de las dudas cuando no sabía si iba a poder llegar a Primera y aceptó aquel trabajo en una fábrica de arandelas.
A sus 30 años, Guido Mainero vive hoy las mieles de estar en el centro de la escena del fútbol argentino.
Hizo un golazo para el triunfo de Platense, su club, ante Huracán en la final del Torneo Apertura. Y todo es felicidad. Alegría.
Y, por qué no, algo de revancha también, para un jugador que fue cuestionado en más de uno de los clubes por donde pasó.
“Todavía no caigo que hice el gol más importante de la historia de Platense. Fue el gol más importante de mi vida”, dijo por estas horas, en notas y entrevistas que se repiten, entre canales de TV, radios y streaming.
Mainero está en todos lados. En todos.
Una historia que merece ser contada
Mainero hizo inferiores en Instituto desde los 7 años y es el club de sus amores.
Por estas horas volvió a aparecer el video de la noche del ascenso en 2022 ante Estudiantes de Caseros, donde llora en la tribuna cuando se concreta el retorno a Primera.
Guido es otro producto de La Agustina, aunque nunca fue un “crack” de esos que destacan en inferiores. Lo suyo fue el esfuerzo, siempre.
En 2014 lograría debutar en aquel Instituto que deambulaba en el ascenso y “quemaba” muchos de sus mejores valores por las urgencias y las malas campañas.
Tras destacarse, llamó la atención de Vélez, que compró el 80% de su pase en U$S 500 mil.
Pero en Liniers no pudo establecerse y su carrera fue saltando por distintos clubes, sin encontrar su lugar: Defensa y Justicia, Iquique de Chile, Sarmiento y un retorno en 2024 a Instituto que no funcionó.
Guido no era prioridad para el DT Diego Dabove y se terminó marchando a mitad de año.
Su destino fue… Platense.
“La primera virtud de Guido es la actitud, la perseverancia. Profesionalmente está muy maduro, es consciente de que se ha convertido en este grupo en un referente de Platense. Tiene la virtud de jugar todos los partidos con la camiseta que le toque al 100%, como que la hace propia. Eso lo lleva a meterse en el partido, a contagiar su actitud y ganas a los compañeros. A medida que van pasando los años, va madurando personalmente y profesionalmente”, le cuenta su papá René Mainero a La Voz.
René es un fanático de Instituto desde la cuna, habitué del Monumental junto a su otro hijo Franco, quien también jugó en las inferiores albirrojas.
Obviamente, desborda felicidad por este presente, pero también valora el camino transitado.
“Guido ahora está en un punto de madurez en el que puede liderar un grupo, lo puede llevar adelante, lo arenga, y el grupo confía en él, porque hay chicos de menor edad. Junto a ‘Nacho’ (por Vázquez), son dos de los referentes. Lo veo futbolísticamente rápido, ágil, es un jugador que usan en diferentes posiciones. Aparece por todos lados, de ‘9’ de área. Ante Huracán, por momentos, jugó de ‘4’ y se proyectaba. Futbolísticamente tiene virtudes y los técnicos lo valoran. Lo han demostrado con la continuidad que ha tenido con su equipo actual”, destaca su papá, que obviamente siente el dolor de todos porque este título se dio con Platense y no con “su” Instituto.
Pero, entiende, son cosas del fútbol.
“Como hincha de Instituto y Guido nacido ahí, me hubiese gustado que esto fuese con Instituto. Pero las cosas se van dando de esa manera. Le tocó un cuerpo técnico que lo pidió, como la dupla Orsi-Gómez, insistió, confió en él, y para un jugador la confianza de un cuerpo técnico es fundamental. Lo hace creer que vale, que sirve para el equipo. Y en definitiva, los que ganan son los equipos, no las individualidades. Por supuesto que a toda la familia nos hubiese gustado que ganara con Instituto”, dice su papá.
Y agrega: “Detrás de Guido está toda la familia, su hermana Ornella, su hermano Franco, su madre, sus suegros, su esposa. Todos disfrutan que le ha ido bien, que ha logrado su objetivo. Y está haciendo historia en un club, al darle su primera estrella, con el plus que hizo el gol. Así es el fútbol... Los técnicos son parte fundamental por cómo llevan al grupo y lo que le hacen creer al jugador. Lo convencieron, lo llamaron, le dieron confianza y le hicieron creer que servía para el equipo. Guido lo está retribuyendo. Tiene contrato hasta fin de año con Platense. Es lo que hay ahora… Después las versiones empiezan a correr porque ganó, es campeón, hizo el gol. Hay tres o cuatro jugadores de Platense que están sonando. Pero que yo sepa, no hay nada. Guido tiene el pase en su poder”.
Finalmente, su papá recordó que pudo irse libre de la Gloria en su momento y no lo hizo, por el cariño que sienten por Instituto, al que siempre le abren una puerta, porque es la casa de todos.
“Para cualquier jugador, tener este título es una revancha y algo soñado. No nos olvidemos que ahora la gente ve que sale en todos los medios, que le hacen entrevistas, pero en la vida del jugador pasan un montón de cosas buenas y muchísimas malas, que la gente no las ve. No tiene por qué verlas ni saberlo tampoco. Estos son premios a todo eso. En su momento pudo quedar libre de Instituto y no quiso. Se firmó y se hizo participar al club, en sus inicios. Nunca quiso que Instituto no participara de su venta. Hubiese podido quedarse libre, pero no está en la personalidad de él y no lo quiso hacer. Después fue a todos los lugares donde le tocó jugar, se puso siempre la camiseta como lo hizo en Platense, y tuvo sus frutos. El fútbol le dio una revancha y la supo aprovechar. Con esfuerzo, con esfuerzo de su familia. Atrás de él está su mujer Fernanda, sus dos hijas, estamos nosotros, sus hermanos, los suegros. Es una familia que estuvo con él detrás de este sueño. Gracias a Dios, el domingo tuvo la suerte y el merecimiento de hacer historia”.
Lo dice el papá de Guido Mainero, dejando el testimonio de un camino que no fue fácil, pero que lo terminó convirtiendo en campeón.
Aunque “Bicicleta” fue campeón mucho antes: cuando no bajó los brazos y siempre siguió para adelante, pedaleando y pedaleando.
