Instituto no pierde el tiempo. Mientras el mercado de pases recién empieza a desperezarse para muchos, en Alta Córdoba ya hay movimiento, decisiones y señales claras.
La Gloria quiere dar vuelta la página rápido después de un 2025 que dejó heridas abiertas y entiende que la única manera de hacerlo es armándose fuerte, sin vueltas ni especulaciones.
Una vez más, Instituto vuelve a marcar el pulso en Córdoba. Fue de los primeros en mover fichas y ya mostró sus cartas: el arquero Lautaro Maldonado y el delantero Franco Jara fueron las primeras caras nuevas, dos incorporaciones que apuntan a jerarquía y experiencia para sostener una base que necesita respuestas inmediatas. Pero no serán las únicas. En los pasillos del predio se habla de más placas rojas y blancas en camino.
El nombre que asoma con fuerza es el de Diego Sosa. El lateral izquierdo, de 28 años, está cerca de llegar a un acuerdo tras finalizar su vínculo con Tigre, club en el que desarrolló gran parte de su carrera.
Con pasos por Unión Española de Chile, Racing de Montevideo y un Peñarol campeón en Uruguay, Sosa aparece como una opción probada para un puesto que quedó vacante tras las salidas de Lucas Rodríguez y Elías Pereyra, ambos fuera de los planes del DT Daniel Oldrá. En la última temporada fue alternativa de Nahuel Banegas y sumó 17 partidos, con un gol y una asistencia.
La búsqueda no se detiene ahí. Instituto también negocia por el volante ofensivo Julián Ceballos, cuyo pase pertenece a Boca, y sigue de cerca a Nicolás Morgantini, lateral derecho de Lanús. En paralelo, la dirigencia trabaja para renovar los contratos de Leonel Mosevich y Stéfano Moreyra, mientras que en los próximos días se hará oficial la compra del pase de Alex Luna.
El mensaje es claro y directo: Instituto aprendió del golpe y no quiere repetir errores. El mercado recién empieza, pero la Gloria ya corre en punta. Y en Alta Córdoba saben que, para volver a ilusionarse, no alcanza con promesas: hay que actuar. Y rápido.
