Mientras el mercado de pases del fútbol argentino se mueve con cautela, Instituto busca reforzar su plantel con nuevas alternativas ofensivas.
Hasta el momento, el club de Alta Córdoba concretó las llegadas del defensor Agustín Bravo y del atacante Matías Fonseca, mientras que ya se despidieron Matías Godoy y Francesco Lo Celso. También se espera que, en los próximos días, finalicen sus vínculos Silvio Romero y Damián Batallini.
El entrenador Daniel Oldrá ha sido claro: su prioridad es sumar dos extremos, uno por cada banda, para cubrir las bajas confirmadas en ese sector.
Pero en paralelo, el club no pierde de vista la posibilidad de incorporar un centrodelantero de área.
“Al 9 lo seguimos buscando. No hay mucho en el mercado local y los que interesaban ya no están disponibles. Algunos jugadores piden cifras fuera de lógica, pero el mercado es largo. Quizás en unos días los números cambian”, confiaron desde la dirigencia a este medio.
Por eso, el manager Federico Bessone lleva días ampliando el radar más allá de las fronteras. Con la lupa puesta en ligas como las de Uruguay, Paraguay y Colombia, el club sondea alternativas que puedan llegar como apuestas de jerarquía o con proyección.
Uno de los nombres ofrecidos fue el del extremo paraguayo Juan Manuel Romero (Olimpia), aunque la alta opción de compra que pidieron desde su entorno terminó enfriando por ahora las conversaciones.
También se mencionó al delantero Facundo Altamira, actualmente en Godoy Cruz, a quien Oldrá conoce bien de su paso por el “Tomba”.
Sin embargo, su reciente desgarro y el hecho de estar considerado en el plantel mendocino hacen difícil una posible llegada.
Por lo pronto, el cuerpo técnico y la dirigencia siguen evaluando opciones. Y si bien por reglamento los refuerzos no podrán estar disponibles para el duelo ante Huracán por Copa Argentina (el libro de pases se abre después), la expectativa está centrada en cerrar nombres en los primeros días de julio.
Porque en Alta Córdoba saben que, si quieren pelear en serio, necesitan más variantes. Y aunque el grifo del fútbol argentino parece cerrado, Instituto no baja los brazos. Está con la caña en el agua y el anzuelo en el extranjero. Solo falta que pique uno.