Bienvenidos a esta locura llamada Instituto. Donde en una misma noche puede suceder de todo. Incluso, los más maravillosos milagros futboleros. Como que todo salga mal, le canten “jugadores” a los futbolistas camino al entretiempo y haya piñas en la platea porque todos están que hierven, ante una posibilidad de clasificar a una copa que se escapa.
Pero Instituto es esta montaña rusa. Donde el jugador olvidado que volvió al club de sus amores y no había podido meter ni siquiera un gol, Silvio Romero, entra en el momento más jodido y la primera pelota que toca es la del 2-1. Haciendo el gol de la redención.
Todo eso sucedió en el Instituto 2 - Riestra 1 de la fecha 25 de la Liga Profesional 2024. Goles de James para la visita, que ganaba 1-0. Y lo perdió gracias a un penal de Damián Puebla y ese inolvidable gol del “Chino”, gritando el gol con lágrimas en los ojos de la rabia. Eso es esta locura hermosa llamada Gloria, que parecía caminar por la cornisa y sobrevivió. Se inventó un par de milagros para ganar y provocar que el Monumental sea una fiesta, cuando iba camino a ser una carnicería. Así, el Albirrojo llega a las dos fechas finales aún con chances de clasificación y ya superando en puntos su primera temporada en Primera. Esta locura es Instituto. Bienvenidos a bordo.
De los peores
Es difícil calificar lo que ocurrió en los primeros 45 minutos del partido. Aunque se preveía que podía suceder algo similar. Sobre todo porque Riestra siempre propone esto: meterse atrás, hacer un partido sucio, difícil, y contragolpear. Pero, en este momento de Instituto, todo parece más cuesta arriba. Y el primer tiempo ante el Malevo fue de los peores.
No había jugadores capaces de hacerse cargo del partido, de pedir la pelota e intentar algo diferente. Encima, en las tribunas el nerviosismo crecía. Y la gente arrancó temprano con el “Movete, Gloria, movete”.
El panorama pintaba mal y, rápido, Riestra tuvo la chance de tener un penal que el VAR y el juez Baliño sancionaron afuera del área. Fue el anuncio de que vendrían cosas peores. Y así fue a los 30 minutos. De un lateral, el visitante sacó a relucir sus mejores armas: la pelota parada. Así encontró el 1-0, luego de que el defensor James se sacara de encima a Franco con un claro empujón y definiera de zurda.
Eso sólo hizo que los nervios crecieran más y más camino al entretiempo, con un equipo local que no podía ni sabía cómo patear un tiro al arco. La pelota se movía de aquí para allá sin poder profundizar, lo que enervaba al hincha. Cuando los jugadores caminaron al vestuario por el entretiempo, todo el estadio bramó con el famoso “jugadores”. Para completar la escena, hubo piñas y tumultos entre plateístas. En ese clima, la Gloria perdía un partido clave de local y todavía quedaban 45 minutos.
Algo tenía que cambiar sí o sí
Para el complemento, ingresaron Giuliano Cerato y “Nacho” Russo por Juan Franco y Gregorio. Había que revertir una noche muy torcida. Pero cuando todo parecía ponerse más complejo, Riestra le dio una “mano”: un defensor extendió su brazo, Baliño dio el penal y Puebla lo cambió por gol. Fue el momento de descarga y resurrección de un Instituto que llegaba al 1-1 y se animaba con ganarlo.
Fueron minutos de locura total, porque minutos después entró Silvio Romero a la cancha. Y el “Chino” tuvo el gran premio a su paciencia, a su espera. La primera pelota que tocó terminó en el fondo de la red, para marcar su primer gol en el club desde su retorno. La emoción de todos fue total. Bienvenidos a esta locura llamada Instituto. Van a reír y van a llorar. Pero no se van a arrepentir.